Mientras los principales medios de información se encargan de empalagar la mirada con imágenes de los estragos del invierno, secundadas por escándalos de corrupción en diferentes sectores, buscando antes que aportar al saneamiento del escenario público y administrativo del país, acumular políticamente a una visión de país reduccionista, reaccionaria, complaciente.
En un país donde la violencia es ya un código común, que no despierta la mas mínima sensibilidad, donde el asesinato es justificado por la frase común de «por algo seria» y donde la guerra ha desgarrado las fibras básicas del humanismo, resulta difícil denunciar las continuas violaciones a los derechos humanos sin que se produzca el efecto de «un caso más».
Desde el Movimiento Campesino del municipio de Cajibio, se presentan nuevas denuncias de persecución, hostigamiento y quebrantamiento de los derechos fundamentales. Según John Henry Gonzales, participe de dicho movimiento social, durante el último año y medio se han incrementado los factores de generación de riesgo de violación de derechos humanos.
Dichos factores son: presencia de multinacionales mineras, el ingreso de una multinacional forestal, la presencia de cultivos ilícitos y el presente año electoral.
Sumado a esto la presencia de actores armados legales, Policía y Ejército, e ilegales, Farc-EP y grupos paramilitares, que se disputan el control territorial.
En el último año y medio los paramilitares han hecho presencia en los corregimientos de Campo alegre, Rosario y Casas Bajas, extorsionando negocios y familias, realizando retenes en las carreteras, interrogante a los pasantes acerca de activistas comunitarios y realizando desplazamientos.
En el mes de febrero, fue emitido un comunicado firmado por las Autodefensas Unidas de Colombia y su comando Carlos Vázquez Castaño, amenazando 72 personas, de las cuales el 80% son campesinos, líderes sociales, indígenas, candidatos a corporaciones públicas y funcionarios públicos del Municipio de Cajibío.
Al comunicado le siguió, en el mes de marzo, la retención de una niña de 12 años, quien regreso tres días después de su captura con notorias señales de agresión. En el miso mes llegaron dos hombres a la sede de Popayán del movimiento campesino, preguntando por John Henry Gonzales, y finalizando el mes dos personas ingresaron a la casa de una compañera del mismo movimiento, hurtando un computador de la organización y una cámara fotográfica personal. Finalmente el pasado 15 de abril fue asesinado en la vereda los naranjos el líder comunitario Silvestre Ipia.
Todos estos hechos hablan claramente del estado de refinamiento que han alcanzado las fuerzas ocultas que amparan los intereses de quienes, desembocados por la codicia, buscan acumular y ganar más dinero.
En un país que reclama escenarios de convergencia de los diferentes actores sociales, políticos y sindicales, que luchan por dignidad y justicia social, la propuesta que emana del movimiento campesino de Cajibio es encontrarnos en un carnaval por la vida el 9 y 10 de Junio donde se visibilicen estas problemáticas del municipio de Cajibio y del Cauca, a nivel local, nacional e internacional.