“Lucho contra tres gigantes, querido Sancho; estos son: el MIEDO, que tiene fuerte raigambre y que se apodera de los seres y los sujeta para que no vayan más allá del muro de lo socialmente permitido o admitido; el otro es la INJUSTICIA, que subyace en el mundo disfrazada de justicia general, pero que es una justicia instaurada por unos pocos para defender mezquinos y egoístas intereses; y el otro es la IGNORANCIA, que anda también vestida o disfrazada de conocimiento y que embauca a los seres para que crean saber cuándo no saben en realidad y que crean estar en lo cierto cuando no lo están”.
Miguel de Cervantes, El Quijote de la Mancha.
El pasado miércoles 5 de octubre de 2016, diversas expresiones sociales y políticas nos juntamos en la calle para decir que nuestra única opción es la paz. Nos encontramos y caminamos juntos porque sabemos que solo con la participación activa de todos y todas impediremos que los intereses de un reducido grupo de personas, que no representan a quienes votaron ni por el SI ni por el NO, nos alejen de la posibilidad de una salida negociada al conflicto armado, que contribuya en la construcción definitiva de la paz en Colombia.
Cinco días después de los resultados del plebiscito, vemos que quienes están decidiendo sobre los destinos del país son las élites que han sido indiferentes y sordas a las voces del pueblo colombiano que al unísono dicen no más a la guerra. Es esta petición la que todas las fuerzas políticas y sociales del país debemos respetar y hacer cumplir a como dé lugar. Las grandes movilizaciones de esta semana en diversas ciudades del país nos demuestran e invitan a no renunciar en la búsqueda de continuar por el camino del diálogo con todas las insurgencias, ya que debemos estar a la altura de la Historia, y ésta es la única vía para encontrar una salida colectiva y transformadora al conflicto político, social y armado que ha dejado tantas heridas en nuestro país las últimas décadas.
La Paz es un Derecho que no se mendiga al gobierno ni se reduce al pacto de las élites políticas y económicas del país, que además desconocen a los que por distintas razones se abstuvieron de votar, pero sobre todo, desconoce a las miles de víctimas que con su voto en las regiones más lastimadas por el conflicto, renunciaban a continuar viviendo la guerra que han padecido, dando así una lección de perdón, humanismo y amor profundo por el país.
La Paz no es un asunto partidista que se resuelva en un nuevo “Frente Nacional”. La superación del conflicto que vivimos, cuyas causas son sociales y políticas, solo se conseguirá con la participación de un pueblo que propone y decide, y en eso los colombianos y colombianas tenemos experiencia. No es tiempo de echar por la borda las construcciones de paz integral, con cambios y transformaciones que se han adelantado históricamente en los territorios y comunidades. Como tampoco se puede desconocer la voluntad de paz de las insurgencias que han respaldado con hechos coherentes y concretos: las FARC firmaron un acuerdo para la terminación del conflicto armado y el ELN acordó una agenda para iniciar la fase pública de los diálogos.
Desde la Asociación MINGA, exigimos que las propuestas de la sociedad civil sean escuchadas y respetadas, y que las agendas y acuerdos ya pactados con las insurgencias sean cumplidos. Para ello hacemos un llamado a toda la sociedad a un Gran Diálogo Nacional por la Paz donde podamos construir y debatir amplia y pluralmente sobre la Paz que queremos y necesitamos.
Agradecemos a la comunidad internacional su compromiso con la Paz de Colombia y con las comunidades y procesos sociales que han sufrido la guerra y por tal le apuestan a la construcción de paz con vida digna. Les llamamos a continuar con su diligencia, voluntad y acompañamiento en este momento trascendental. Entendemos la entrega del premio Nobel de la Paz, el día de hoy a Juan Manuel Santos, como un mensaje del Gobierno de Noruega para que el presidente y toda la sociedad colombiana continuemos trasegando el camino del diálogo. Estamos seguros que las disposiciones de todos los países garantes, vecinos y acompañantes, a seguir apoyando las propuestas de Paz de la sociedad colombiana en su conjunto, serán fundamentales para que se termine no solo la guerra, sino la exclusión y la injusticia que la sustentan.
Queremos decirles que el pueblo colombiano no es un pueblo obsesionado con la guerra; quizás algunos de sus dirigentes políticos si lo son y aunque durante toda nuestra historia como república, ellos nos han gobernado a través del miedo, promoviendo el desconocimiento, la confusión y la desesperanza; los colombianos nos resistimos a esto y salimos multitudinariamente a las calles a defender nuestros sueños de paz, por la superación de la violencia política, armada y estructural.
La muerte no es, ni será una opción para la sociedad colombiana, por esto, hoy decimos: ¡No más a la guerra, no más a la injusticia social, no más víctimas, sí a la participación y al diálogo nacional incluyente y plural!
La construcción de la paz no le corresponde únicamente a Santos, a Uribe y a las FARC; la superación del conflicto político, social y armado nos corresponde y obliga A TODAS Y TODOS.
Nuestra opción no es un pacto de élites, nuestra única opción es la paz.
La Paz es nuestro mandato, a pesar del miedo, la injusticia y la ignorancia.
Asociación para la Promoción Social Alternativa MINGA
Octubre 7 de 2016