Desde su nacimiento hace 25 años, la Asociación MINGA ha trabajado por la solución política del conflicto armado, al lado de organizaciones sociales y comunidades altamente victimizadas y vulneradas en sus derechos. En consecuencia, desde el inicio de las negociaciones de paz entre el Gobierno Nacional y las insurgencias de las FARC y el ELN, hemos saludado y acompañado con entusiasmo tales procesos.

Por esta razón, hoy celebramos dos acontecimientos recientes que se convertirán en hitos de nuestra historia y sin lugar a dudas, incidirán en una nueva ruta para hacer política en Colombia: el lanzamiento del partido político Fuerza Alternativa revolucionaria del Común el pasado viernes 1 de septiembre producto de los acuerdos de paz de la Habana, y el anuncio del Cese al fuego bilateral y temporal, realizado por el Gobierno Nacional y el ELN, desde Quito, el cual esperamos se convierta en definitivo.

Muchos retos quedan en adelante para continuar construyendo la paz, entre ellos, ganar la participación de la sociedad civil en su conjunto, de tal manera que su legitimidad no quede sujeta a decisiones instrumentales de las corporaciones públicas tomadas por la corrupción. En esta edificación no podrán faltar las voces y manos de mujeres y hombres campesinos, indígenas, víctimas, afrodescendientes, defensores de derechos humanos, estudiantes, ambientalistas, pobladores urbanos y rurales; pero también de empresarios, académicos, comunidades de fe, partidos políticos y otros sectores,  quienes desde diversas orillas apostamos por una paz que vaya más allá del silenciamiento de los fusiles.

Pero el desafío mayor lo tiene el Gobierno Nacional y Estado colombiano, quien debe trascender el discurso y hacer efectivos los acuerdos pactados con las FARC, quien por demás han cumplido con grandeza su palabra. Así mismo, reforzar los instrumentos institucionales, normativos y políticos para frenar los ataques contra el liderazgo social del país, y avanzar en la lucha contra el paramilitarismo, condiciones clave para la evolución de las conversaciones con el ELN.

Así que hay motivos para seguir creyendo en que una paz completa es posible y hacer de Colombia un país vivible para quienes en ella vivimos y a ella quieren volver.

Asociación para la Promoción Social Alternativa MINGA

Bogotá, septiembre 5 de 2017