Una hermosa finca agroecológica en las vegas del río Magdalena, a la altura del municipio de Oporapa, Huila, sirvió como espacio de encuentro de las 37 personas delegadas por los comités municipales de la Asociación Campesina del Huila – ACDH, para dar inicio a un nuevo ciclo de la Escuela Política. Esta sesión del proceso de formación de liderazgos para la realización de las propuestas de cambio, se realizó los días 8, 9 y 10 de octubre del presente año alrededor de un tema fundamental: la organización social.
La Escuela se desarrolló en dos dinámicas paralelas: una con jóvenes, especialmente enfocado en las comunicaciones y otra con el resto de participantes, con momentos compartidos entre ambos espacios alrededor de la organización y el liderazgo social, asuntos de interés común y ejes centrales de la convocatoria. Así se provocó una reflexión sobre la visión de lo organizativo a partir de las experiencias propias, para pasar luego a un ejercicio de memoria y caracterización de los movimientos sociales en el país, en el marco de los contextos históricos, nacionales e internacionales.
Posteriormente, se trabajaron de manera particular los procesos organizativos en el sector agrario y el surgimiento de las alianzas en las que la ACDH se ha vinculado, como el Coordinador Nacional Agrario – CNA, la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo – CLOC y la red mundial Vía Campesina, destacando sus principales ejes de articulación: la soberanía alimentaria y el reconocimiento de los derechos territoriales, culturales y sociales del campesinado.
Por su parte, la Escuela de Jóvenes avanzó en el diálogo sobre las comunicaciones en los procesos comunitarios, a la vez que realizaban prácticas de escritura, fotografía y video, utilizando los celulares como medio. También se hicieron ejercicios introductorios para la producción radial, y el manejo de redes sociales.
Desde la Asociación Minga, como acompañante de este importante espacio, consideramos que el paisaje en el que se desarrolló esta Escuela permitió afirmar la identidad campesina, pero también la recreación de las metodologías, en las que se resaltó la participación de las mujeres y las juventudes rurales. Trabajos grupales y escenificación de realidades, como las de los desaciertos más comunes en la vida organizativa, le imprimieron el dinamismo necesario a la Escuela para profundizar confianzas, afectos y compromisos.
De esta manera se valida una vez más el proceso de Escuela político-organizativa donde la Asociación Campesina del Huila considera que “las personas asociadas deben llegar a un nivel de consciencia que permita la transformación de las realidades individuales y colectivas, y nos lleven a construir una sociedad más justa y un país con vida digna para todos y todas”.