Las voces de los niños, niñas y adolescentes en el Putumayo han empezado a oírse. Ellos, que han crecido viendo a sus familias llorar a los desaparecidos, a los caídos tras las diferentes arremetidas de los armados que históricamente han entrado para apropiarse de sus territorios obligándolos a caminar nuevos rumbos lejos de sus hogares, valientemente han decidido pararse frente a sus padres, docentes, concejales, alcaldes y funcionarios de las diferentes entidades departamentales encargadas de su protección, para exigirles que los tengan en cuenta.
Putumayo es reconocido por la explotación de sus recursos naturales, por sus enormes ríos que contrario a lo que muchos piensan no son de petróleo, aun cuando sus aguas están marcadas por este y por las vidas que allí terminaron tras las arremetidas de los señores de la guerra que se ensañaron con este vasto territorio. También lo es por la marca de violencia que toco cada rincón de los corazones putumayenses y que se convirtió en una razón para que una parte del Estado vuelque su mirada allí. Por esto el departamento se ocupó por distintas unidades que abanderan el apoyo a las víctimas, que pareciera solo fueran las que se organizaron, dejando de lado a los demás, entre ellos a los niños, niñas y adolescentes que hasta el momento habían sido acallados e invisibilizadas.
No es nuevo en Putumayo que los niños y niñas estén acosados por los señores de la guerra, que han decidido armar sus guarniciones al interior de instituciones educativas o cerca de ellas y otros espacios como las ludotecas y parques. En el Tigre, la Dorada, la Hormiga, Orito y otros municipios los camuflados son la cotidianidad de estos pequeños que no han visto otras realidades en sus vidas. Por esto han normalizado la guerra y algunos son reclutadas y usados por ella.
El boom por la extracción de los recursos naturales, especialmente el petróleo, ha traído foráneos y con ellos el auge de la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes. La falta de oportunidades académicas y laborales, de espacios de recreación y deporte los acercan cada vez más a el suicidio, la drogadicción y la formación de pandillas, todas situaciones no trabajadas por los entes encargados de la prevención y protección de esta vulnerable población.
Los jóvenes se vistieron de mimos para representar la necesidad de tener en cuenta a los otros, se pararon ante los micrófonos abiertos en el foro “Los niños, niñas y adolescentes del Putumayo cuentan” para solicitar recursos reales que los beneficien de manera directa y continuada. Solicitaron participación en los diferentes espacios de construcción de política pública relacionada con ellos y sus necesidades. La construcción de una universidad pública que les permita realizarse como profesionales sin tener que ser obligados a salir de su territorio pues allí se quieren quedar y aportar en el futuro.
En este foro realizado el pasado 9 de septiembre en el municipio de Valle de Guamuez donde se presentó el informe realizado por la Asociación MINGA en apoyo con la Corporación Casa Amazonia, COCA, en el marco del proyecto “Acción para la prevención de las violaciones en los derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (NNA) y otras afectaciones en el marco del conflicto armado en los departamentos de Huila y Putumayo” financiado por la Unión Europea; los niños, niñas y jóvenes de Putumayo exigieron la búsqueda de la paz, al igual que los adultos, quienes no la conocen pero la añoran.
Para más información consulta el informe adjunto y el vídeo que recoge la situación real de los NNA en Putumayo.
Informe Los niños, niñas y adolescentes cuentan, en Putumayo territorio olvidado PDF