Escrito por: Asociación MINGA
Una voz al sur suena, es la voz de las mujeres campesinas del Comité de Integración Social del Macizo Colombiano –CIMA- quienes participan en la Escuela de Mujeres Maciceñas, “Sembrando Derechos Cosechando Dignidad”, un espacio orientado por dicha organización y acompañado por la Asociación MINGA.
Dicho proceso formativo, que inició con una apuesta de la Secretaría de Mujeres del CNA a nivel nacional en el 2015 y posteriormente a nivel regional en el año 2018, cuenta con la participación de 30 delegadas del Norte de Nariño, originarias de los municipios de Arboleda, San Lorenzo, San Pablo, La Unión y Colón.
La búsqueda es que las mujeres que integran la organización fortalezcan su participación, promoviendo su reconocimiento y posicionando sus propuestas y su visión en las agendas colectivas.
Este espacio busca apoyar a las mayoras a potenciar nuevos liderazgos, pues las mujeres nariñenses desde hace tiempo han estado inmersas en las transformaciones del movimiento social y han heredado, de las guaneñas su linaje, un legado de fuerza en el territorio que las involucra desde siempre en la determinación sobre el rumbo de sus comunidades.
En este sentido, compañeros campesinos también han tenido la posibilidad de preguntar y opinar, de participar y comprender la significativa necesidad de que la voz de las mujeres del sur se escuche.
Hoy ellas enfrentan grandes desafíos: el reconocimiento del campesinado como sujeto de derechos; la incursión de proyectos megamineros en sus territorios; la monopolización de la agricultura por parte de agroindustrias que las expropia de su principal actividad económica; la perdida de la identidad campesina, en donde ellas tienen una lucha protagónica por preservarla; y fuertes diferencias en la dimensión económica donde las mujeres campesinas se hayan marginadas del proceso de producción y comercialización del café.
Realizan además, un sinnúmero de labores económicas y de cuidado para sus familias y comunidades que no son remuneradas, lo que perpetúa el ciclo de pobreza y de violencia estructural en todas sus dimensiones (política, patrimonial y económica, física y psicológica e institucional)
Aún se identifican profundas brechas entre los géneros y retos para el campesinado en donde las mujeres afrontan los impactos lesivos del modelo económico de manera más profunda.
Por ello, la Escuela de Mujeres Maciceñas, Sembrando Derechos Cosechando Dignidad, es un espacio de juntanza que exalta a las mujeres campesinas como forjadoras de vida colectiva, y que entiende la necesidad de construir formas productivas justas, prácticas de justicia comunitaria y sistemas de participación amplios que incluyan la mirada de las mujeres campesinas. Es un escenario que ha sido pensado para el autocuidado, el aprendizaje colectivo y la construcción de apuestas que aportan a la generalidad de la organización y enriquecen sus propuestas para la vida digna de un país que también necesita escuchar la voz de las mujeres.
En 2019, la Escuela se ha propuesto trabajar en distintas dimensiones: la relación entre patriarcado y capitalismo, reconociendo el feminismo como una alternativa a dichos sistemas de opresión, la disputa institucional y el poder político y finalmente la economía propia como posibilidad transformadora.
Seguiremos caminando en la construcción de vida digna y la defensa del territorio junto a las mujeres nariñenses.