El martes 2 de abril las comunidades indígenas de las veredas de Rionegro, La Maria, El Trapiche y El Damián en el municipio de Toribio, Departamento del Cauca, marcharon contra los violentos, contra los ataques a la población civil de estas comunidades por parte de la fuerza publica y de la guerrilla.
En los últimos días, mas concretamente desde el 16 de marzo hasta la fecha, el conflicto armado en las comunidades de La María, El Damián en el municipio de Toribio, ha dejado como resultado 400 personas desplazadas, 10 viviendas destruidas, 13 heridos y un comunero muerto. En este momento la población desplazada se encuentra concentrada en el sitio de Asamblea Permanente de la vereda el Damián. Así mismo la fuerte militarización armada en la región del Alto y Bajo Naya y el riesgo de un inminente desplazamiento masivo en esta región, son razones suficientes para declarar a la región como Zona de Protección Humanitaria con el fin de atender y proteger de manera adecuada y urgente a la población civil en alto riesgo y afectada por el conflicto armado y social en la región.
En contraste a esta grave problemática humanitaria, las comunidades y las autoridades indígenas de la región han creado y fortalecido mecanismos e iniciativas autónomas, adecuadas culturalmente y de conocimiento público para resistir a las agresiones sistemáticas hechas de manera constante por los actores armados, terratenientes, narcotraficantes, paramilitares y los gobiernos de turno. Entre las más notorias tenemos: La Guardia Indígena, Los Sitios de Asamblea Permanente, El Territorio de Dialogo, Paz y Negociación de la Maria Piendamó y El Parlamento Indígena y Popular, experiencias todas que por su carácter pacifista han tenido varios reconocimientos públicos del orden nacional e internacional.
La movilización realizada este miércoles convocó a varias organizaciones de Derechos Humanos y del sistema de Naciones Unidas, quienes acompañaron a las comunidades durante mas de 5 horas caminando por estas veredas arengando y portando pancartas alusivas a la necesidad urgente de que no se siga utilizando a la población como escudo humano y se convierta en botín de guerra de los actores en conflicto.
Pudimos constatar cómo el Ejército repartía baratijas a los comuneros en su afán de cooptarlos hacia la política de Seguridad Democrática, especialmente la de informantes y recompensas, que con altoparlantes instalados en sitios estratégicos convocan a las comunidades a denunciar y a los guerrilleros a abandonar los grupos subversivos.
Al final de la tarde en la Vereda La Maria se llevó a cabo una Asamblea en la que se informó a las comunidades sobre los últimos hechos en la región, se recibieron saludos de varios resguardos de la zona, se ratificó el sentido pacifista del movimiento indígena y el llamado a las comunidades a luchar por la autonomía como principio de resistencia a la guerra y a la destrucción.
Al finalizar la tarde y ya de regreso a Santander de Quilichao pudimos constatar el estado en que quedó el sitio donde el Ejercito activó los explosivos y armamentos que la guerrilla tenía ocultos en una casa de la vereda El Damian, dejando como resultado la destrucción de varias casas a su alrededor.