¡No tengamos miedo! Esta frase en voz de mujer santandereana retumbo en el salón y fue seguida por muchas otras que gustosas se levantaron para decir no más: “no más silencio, no más escondernos”.
“Hay que contar lo que nos paso, por la memoria de nuestros hijos, esposos y/o hermanos… han sido ya muchos años de escondernos tras la angustiosa amenaza latente de quien nos lo arrebató”.
Así empezó el primer Encuentro Nacional de Víctimas de Falsos Positivos, un espacio propuesto por varias organizaciones de derechos humanos, que soñaron con reunir las historias venidas de las distintas regiones de este país para unirlas en una sola que habla de la vergüenza de una institución manchada por arrebatar la vida de más de 5700 inocentes, quienes tras ser ejecutados extrajudicialmente por el Ejercito Nacional representan 5700 casos más cerca de la vergüenza.
80 hombres y mujeres llegados de todas la regiones del país, desde la Guajira hasta Putumayo y de Choco a Casanare, se juntaron de a dos para conocer sus relatos. Al son de la música traída de sus regiones y como quien juega al gato y al ratón, corrieron por el espacio adecuado en el Centro Espiritual las Carmelitas, para encontrar a sus parejas de duelo, con quienes compartieron un poco la historia del familiar que les fue arrebatado para los ascensos y dadivas a soldados y coroneles; hablaron de sus expectativas, ya que algunos venían por primera vez a Bogotá y otros nunca habían hablado en público ni sabían que su dolor era el dolor de cientos.
Para conocernos entre todos cada par compuesto tras el baile se fue presentando ante los demás, quienes a pesar de las lagrimas y suspiros que salían mientras escuchaban a sus compañeros, iban hilando en las palabras y vivencias del otro sus propias experiencias tras la muerte de su ser querido, y se iban llenando de fuerza.
Luego vino el mapa.
Banderines de colores con la historia de los jóvenes asesinados por soldados del Ejercito Nacional fueron llenando un mapa de Colombia, uno gigante. Madres, padres, hermanas, hermanos, esposas e hijos iban tomando el micrófono para leer las pocas líneas con que describieron a su ser querido, algunos no lograron terminar de contar cómo y cuando fue que se los arrebataron; otros respiraban, toman fuerza del dolor que sentían y continuaban con la voz entrecortada -que entrecortaba las de los demás- recordando sus días junto a ellos.
Uno a uno fue entrando en el mapa para poner en el sitio donde encontraron el cuerpo sin vida de su familiar, el banderín donde lo describió. Algunos colocaron sus fotos, sus tristezas pero también sus esperanzas y razones para continuar la búsqueda por la verdad. Poco a poco Colombia, la que estaba dentro del auditorio dibujada sobre pedazos de cartón, se lleno de tantos banderines, de tantos muertos, que no hubo duda: los asesinatos, las ejecuciones extrajudiciales fueron una política de Estado, una estrategia de exterminio contra los desprotegidos.
Los nombres de 79 hombres y 1 mujer, sus vidas y sus muertes se hicieron presentes. Historias de cómo una madre ha estado buscando por más de 22 años a su hijo asesinado dentro del batallón donde prestaba servicio militar obligatorio, de la madre que hace 2 meses enterró a su hijo asesinado a un par de cuadras de su casa, las familias que lloran dos o más muertos convertidos en falsos positivos, o de la joven que vio como asesinaron a su hermana, una de las pocas mujeres que han caído bajo esta práctica que algunos medios insisten es reciente y disminuyo con el amplio escándalo conocido tras la denuncia de los 19 casos de Soacha, nos dejan atónitos, con tristeza, pero también con más razones para insistir.
Las organizaciones de derechos humanos sabemos desde hace años que las ejecuciones no empezaron con el caso Soacha ni se quedaron ahí. Ya antes conocíamos las historias de los asesinados en Catatumbo, en el sur del Cesar, en Putumayo y otras tantas regiones de nuestro país; y lo denunciamos. Hemos insistido desde entonces en las denuncias ante estamentos jurídicos, gobiernos nacionales y extranjeros, ante medios de comunicación y la opinión publica en general; insistimos, entretejiéndonos como organizaciones en la Mesa de trabajo sobre ejecuciones extrajudiciales de la Coordinación Colombia Europa Estados Unidos que reúne más de 200 Ong´s colombianas.
Con el mapa de fondo, reflexionando sobre la sistematicidad de los asesinatos, los lugares donde fueron cometidos y las condiciones sociales de las víctimas, se cierra la primera parte del primer día del encuentro no sin antes realizar unos breves ejercicios de respiración que permiten la descarga emocional, más que necesaria tras la intensidad de los relatos contenidos en el mapa.
Inicia la tarde y con ella un ejercicio de fortalecimiento teórico sobre 4 temas de vital importancia para las familias, sus denuncias y sus casos jurídicos: Fuero Penal Militar, Rutas jurídicas, Memoria y reparación enfocada a la verdad, justicia y no repetición de los hechos.
Hombres y mujeres, urbanos, campesinos, afrodescendientes y/o indígenas, algunos muy jóvenes, otros no tanto, se organizan en grupos y por lapsos de treinta minutos van rotando por los distintas mesas temáticas para escuchar atentos lo que tienen para compartir las personas de: la Oficina del Alto Comisionado para los derechos humanos de la ONU en Colombia y la Corporación Orlando Fals Borda en el tema de rutas jurídicas, la Mesa de trabajo sobre ejecuciones extrajudiciales de la CCEEU sobre fuero penal militar, la Asociación MINGA, el Movimiento de víctimas de Crímenes de Estado MOVICE y el Centro de Atención Psicosocial CAPS sobre reparación, y el Centro de investigación y educación popular CINEP junto a los Centros de Memoria nacional y distrital sobre el tema de hacer memoria.
En cada una de las mesas se discutieron las principales preocupaciones de los familiares y algunos aprovecharon para denunciar lo que les sucede en sus casos, sobretodo, en lo que tiene que ver con acceso a la verdad y justicia, ya que muchos llevan años en tormentosos procesos judiciales que parecieran nunca tendrán final y de tenerlo solo beneficiara a los soldados que cometieron los crímenes pues son muy pocos los casos donde hay condenas para los responsables, mucho más si se quiere que la justicia llegue a los altos mandos que ordenaron y/o permitieron que los asesinatos se dieran.
En las mesas de memoria y reparación se compartieron algunos ejemplos de interesantes procesos que han venido recuperando la memoria desde la dignidad, la alegría y la esperanza, así como han emprendido una intensa lucha por encontrar la verdad y la justicia e incidir en que hechos como los que vivieron no se repitan, todo esto desde diversas estrategias que pasan por el trabajo social y/o político a través del arte y como parte de la reparación a la cual tienen derecho.
La noche y la extensa jornada terminan con un pequeño dialogo que recoge las principales conclusiones de la mesa sobre fuero penal militar de gran importancia por la inminencia de su aprobación; ya que en las mesas este tema dio pie a denuncias y reflexiones en torno a la aprobación del proyecto de ley la cual daría pautas para que la impunidad impere en los casos de ejecuciones extrajudiciales; ante este contexto preocupa sobremanera el agravamiento de algunos casos en los cuales los estamentos militares no han devuelto los cuerpos de los jóvenes asesinados a sus familias y las excesivas demoras a los procesos bajo la justicia penal militar son aun más evidentes.
Inicia el segundo día de encuentro con una liturgia ofrecida por el Padre Javier Giraldo quien acompaño de cerca y desde sus inicios la preparación del I Encuentro Nacional de Víctimas de falsos positivos. Los cánticos y palabras de aliento se toman el lugar, la eucaristía adornada con las fotos de quienes ahora están en los recuerdos de sus seres queridos finaliza invitando a continuar el camino por limpiar sus nombres y encontrar la justicia.
Después de la liturgia, unos y otros van tomando la palabra para compartir con los demás sus apuestas, preocupaciones y proyecciones a la hora de seguir su lucha en su lugar de origen. Algunos, ya han logrado articularse a procesos sociales reivindicativos, otros han fundado pequeñas organizaciones buscando no hablar solo de sus muertos sino de los muchos que han venido sucediendo en sus municipios y/o departamentos. Otros, la mayoría, comparten sus expectativas pues hasta este momento creían eran los únicos a los que el Ejército había afectado tan gravemente: ellos quieren empezar a articularse para ya no estar solos.
Como resultado de las tantas reflexiones que tuvieron lugar en este espacio, los 80 familiares de víctimas de ejecuciones extrajudiciales, así como las 9 organizaciones defensoras de derechos humanos que promovieron el encuentro, nos comprometimos a la realización de un II Encuentro Nacional de Víctimas de Falsos Positivos que tendrá un carácter abierto para hablar de los más de 5700 casos de ejecuciones extrajudiciales actualmente registradas en el país.
Con emoción, ganas de continuar el camino y muchas más claridades, los participantes se alistan para el conversatorio con el cual se cerrara el encuentro. En este, que se realiza en el Centro de Memoria Paz y Reconciliación, se busca compartir las conclusiones, reflexiones y preocupaciones de los participantes al encuentro a algunas autoridades como Ministerios de Defensa, Justicia e interior, así como a la Unidad de Víctimas, la Fiscalía General de la Nación, quienes serán acompañados en la mesa por el representante a la Cámara Alirio Uribe, el Padre Javier Giraldo, un representante de la OACNUC y 4 delegadas de las víctimas las cuales fueron seleccionadas por sus compañeros.
De las instituciones estatales invitadas llega al conversatorio tan solo el Fiscal General de la Nación Eduardo Montealegre (los Ministerios ni siquiera se comunican para disculpar su inasistencia) los demás programados lo acompañan en la mesa moderada por Fabiola león, periodista que en su papel acompaño el encuentro posibilitando el diálogo en la mesa dejando de lado los intereses mediáticos a los cuales estamos tan acostumbrados y apostando por darle la voz a las víctimas.
Las mujeres delegadas por sus compañeros y nuevos amigos tras reconocerse en las historias de dolor similares, abren el conversatorio leyendo un breve documento que recoge las conclusiones del encuentro, las mayores problemáticas a las que se enfrentan los familiares de las víctimas en tanto: amenazas, dilaciones en los procesos, dificultades para obtener los cuerpos, deudas y/o conflictos con los cementerios, la amenaza latente de la aprobación del fuero penal militar y el papel de las víctimas en un posible contexto de postconflicto.
Durante las tres horas en que se desarrolló el conversatorio el Fiscal planteó algunos avances desde la Fiscalía en relación a investigaciones de sobre ejecuciones, lo cual fue puesto en entredicho por el congresista Alirio Uribe, así mismo Montealegre dio a conocer algunas cifras: 2.219 miembros de la Fuerza Pública vinculados a procesos judiciales, de esos 805 han sido condenados en hechos registrados entre 1985 a 2013.
Es importante recordar que los delitos investigados en relación a las ejecuciones extrajudiciales corresponden a homicidio en persona protegida y homicidio agravado. Según lo dicho por el fiscal del total de investigados 1.573 corresponden a miembros del Ejército Nacional, 501 son oficiales, entre coroneles, mayores, capitanes y tenientes. Otros son sub-oficiales y soldados; 89 uniformados hacen parte de la Armada y 56 a la policía nacional. Lo cierto es que a la fecha ningún coronel ha sido condenado por estas acciones, a pesar de que 22 mantienen investigaciones abiertas. Números irrisorios ante los 5700 casos que están denunciados ante este ente.
Con mucha atención los familiares de la víctimas fueron escuchando las intervenciones de los invitados al conversatorio, casi al finalizar la jornada, las delegadas de las 80 familias presentes en el auditorio tomaron de nuevo la palabra para exigir una serie de compromisos puntuales a la Fiscalía General de la Nación en cabeza de Eduardo Montealegre. Este respondió comprometiéndose a crear un espacio de interlocución directa entre las víctimas con la Fiscalía, la cual estaría al frente de un funcionario de alto nivel. Con aplausos ante esta ganancia del I Encuentro Nacional de víctimas de Ejecuciones Extrajudiciales y las familias que en él estuvieron presentes, finalizó el conversatorio y el encuentro.
Ya de nuevo en el Centro Espiritual las Carmelitas, los familiares se abrasaron unos con otros, felices de haberse encontrado y dar un paso más en su justa lucha por limpiar el nombre de sus allegados, encontrar la verdad y acceder a la justicia. Todos retornaron a sus lugares de origen esperando que las palabras del fiscal sean más que eso y la mesa que se comprometió a crear de frutos que beneficien las investigaciones no solo en estos 80 casos, sino, como ya saben ustedes, en los más de 5700 casos que llevan a nuestras fuerzas militares a estar más cerca de la vergüenza.
Pd. Este encuentro fue organizado, convocado y facilitado por las siguientes organizaciones de derechos humanos:
Asociación MINGA
Centro de Atención Psicosocial CAPS
El Centro de Investigación y Educación Popular/ Programa por la Paz (CINEP/PPP)
Centro de Memoria Paz y Reconciliación
Corporación Orlando Fals Borda
Mesa de trabajo sobre ejecuciones extrajudiciales de la CCEEU
Movimiento Nacional de víctimas de Crímenes de Estado MOVICE
UTL Representante a la Camara Alirio Uribe
Madres de víctimas de falsos positivos de Soacha
Grupo de trabajo jurídico dhColombia
Con el acompañamiento de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas – OACNUDH
Conozca el especial de Verdad Abierta quien nos acompañó en este encuentro