Mujeres y hombres de diversas expresiones políticas, sociales, comunitarias, populares y eclesiales, articuladas en la Ruta Social Común para la Paz y en otras importantes iniciativas por la paz, expresamos nuestra mayor alegría y optimismo por los logros del Encuentro Internacional “Pueblos construyendo paz”.
Nos ha dado significativos aportes para el fortalecimiento del movimiento social y popular por la paz y la reconciliación con verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición.
Reconocemos que el movimiento social en Colombia y la sociedad civil organizada por la paz con justicia social, se ha venido fragmentando en el marco del conflicto social, armado, político, económico, cultural y ambiental, y que los efectos de la guerra se reflejan en el temor y la falta de confianza entre nosotras y nosotros para posicionar con fuerza y unidad las apuestas que permitan construir paz en pro de la justicia social. Sin embargo, encuentros como este, la vocación de trabajo por la paz, y el compromiso para actuar en favor de un nuevo país, nos fortalece para avanzar en la construcción de un proceso de cambio conjunto, articulado, y solidario con acciones, propuestas y movilización del pueblo colombiano.
Valoramos las experiencias internacionales socializadas sobre procesos de negociación y de paz que nos han compartido los representantes de Irlanda, País Vasco, El Salvador y Guatemala, de quienes recogemos tanto los aciertos como las lecciones aprendidas para, de manera dialéctica, enriquecer nuestras dinámicas políticas y sociales como movimiento social por la paz con justicia social.
Aprendizajes importantes como la invitación a la unidad, desde una visión plural e incluyente es un legado de nuestros amigos y amigas y uno de los mayores desafíos que aceptamos afrontar. Tienen razón, solos y solas no podemos construir un fuerte movimiento social por la paz para lograr garantías de goce, ejercicio y exigibilidad de todos los derechos para las mayorías pauperizadas y empobrecidas por el modelo económico. A su vez, les solicitamos toda la solidaridad internacional como garante del cumplimiento de los acuerdos en función de los intereses de la sociedad colombiana y especialmente de los sectores populares.
El camino para terminar con la guerra y construir la paz es de largo aliento, pasa por los escenarios de diálogo y negociación entre las insurgencias y el Gobierno nacional, y continua en los escenarios de construcción de paz del movimiento social popular, lo que nos exige mantener la unidad y la articulación, reconocer la dinámica de cada proceso y persistir en procesos de movilización y diálogos creativos y estratégicos.
Debemos seguir fortaleciendo nuestra autonomía como sociedad civil organizada y movimiento social y popular en favor de la paz con justicia social sin sectarismos, pues no será por concesión que obtengamos una Colombia equitativa y en paz. Está en nuestras manos darle un giro a la realidad social y política colombiana porque el conflicto social, político y económico sigue latente.
Ante este conflicto armado de más de 60 años, era urgente que las partes se acercaran e instalaran escenarios de dialogo para terminarlo. Valoramos la voluntad política del gobierno y de las FARC-EP y, a la vez, les exigimos que no se levanten de la mesa hasta tanto no se logren los acuerdos de paz. Este escenario debe blindarse con garantías, transparencia, ética y con compromiso auténtico, sin cartas por debajo de la mesa; es su deber que sea un paso en favor de la negociación y la paz con justicia social que tanto requiere Colombia. En este mismo sentido exigimos al gobierno nacional que inicie los diálogos con el ELN y el EPL, quienes también han manifestado su voluntad de buscarle una solución política al conflicto.
Para que la negociación tenga mayores posibilidades y garantías es indispensable el cese al fuego bilateral, tal decisión será recibida por el país como un gesto de buena voluntad del Gobierno Nacional y las Insurgencias y, lo más importante, se podrán ver avances en la disminución de la crisis humanitaria. Las FARC han decretado un cese unilateral de acciones militares ofensivas, así como el ELN ha planteado su disposición a un cese bilateral de fuego. Esta es una exigencia de la población colombiana que está en medio de los enfrentamientos armados y no puede ser desatendida. De igual manera exigimos el cese de hostilidades contra el pueblo colombiano manifiestas en el paquete legislativo que profundiza las causas que han originado el conflicto.
Las organizaciones, plataformas y procesos convocantes y participantes en el Encuentro, persistimos e insistimos en la necesidad de abrir espacios de participación directa de la sociedad en los escenarios de diálogo y construcción de paz, considerando que el actual y los futuros procesos entre el Estado y las insurgencias, estarán siempre incompletos sin el aporte de las organizaciones sociales y populares. Afirmamos categóricamente que el logro de la paz pasa por la edificación de un nuevo país con justicia social y plena democracia, capaz de erradicar las múltiples formas de exclusión y opresión; asuntos en los que son indispensables las voces y propuestas nunca escuchadas que emergen de los procesos de resistencia que abrazan los territorios de la nación.
Exigimos y construimos participación directa, autónoma y decisoria en todos los momentos de realización de la paz, porque no seremos convidados y convidadas de piedra en la resolución del largo conflicto que desangra el país. Seguimos firmemente convencidos y convencidas de que la paz es un asunto tuyo, mío y nuestro.
Con la esperanza y la movilización como banderas, nos abocamos a la tarea de la edificación y fortalecimiento del Movimiento Social por la Paz con Justicia Social, recogiendo y reconociendo las múltiples apuestas, propuestas, tradiciones, espiritualidades y acumulados logrados en la diversidad de procesos y luchas. Desde este escenario de Encuentro Internacional, donde nos hermanamos con pueblos europeos y americanos en la lucha por la paz en Colombia, afirmamos nuestro compromiso decidido en la construcción de la Agenda Social para la Paz, que comprende más que un listado de temas sobre problemáticas sociales, económicas, culturales y ambientales, para transformarse en una apuesta colectiva de país, forjada desde la diversidad y la pluralidad.
Con este horizonte, los hombres y mujeres reunidos en el Encuentro hemos abordado un conjunto de temas que deben discutirse en el proceso de paz, tales como modelo económico, víctimas, verdad, justicia y reparación, derechos económicos, sociales y ambientales, ordenamiento territorial y territorio urbano, problemática agraria, derechos civiles y políticos, doctrina de las fuerzas militares y de policía, modelo y sistema de gobierno y justicia, y situación carcelaria y de las presas y presos políticos y las prisioneras y prisioneros de guerra. Convencidos y convencidas que es un aporte inicial, abierto a las más diversas propuestas, asumimos el reto de profundizar el reconocimiento y generación de propuestas locales, territoriales y nacionales, frente a estas y otras temáticas, ofrendando los resultados logrados hasta el momento como aporte para la discusión social y en los diferentes escenarios interesados en la construcción de paz. Decidimos de este modo, no hacer de la Agenda Social un ejercicio de letra muerta, sino una creación colectiva amparada en múltiples saberes para que sea una herramienta de transformación social.
Declaramos el 2013 como el año de la lucha social y popular por la paz con justicia social, que durante el primer semestre dará lugar a las más diversas iniciativas y procesos de participación popular de orden sectorial y territorial. Hacen parte de este esfuerzo común por fortalecer el movimiento social por la paz el impulso del proceso Mujeres por la paz, las Comisiones Ciudadanas de Reconciliación, la promoción y acompañamiento a los consejos locales, municipales y departamentales de paz, los congresos regionales de paz y el Congreso Nacional para la paz, El Congreso Nacional de Universidades por la Paz, el Congreso Nacional educativo, los Consejos Territoriales de paz y el Encuentro Nacional de Consejos Territoriales de Paz. También se recogen la Minga de control territorial por la defensa del territorio y la paz, la presentación del articulado de ley alternativa de Educación Superior de la MANE, el Encuentro Nacional de víctimas de crímenes de Estado, el proceso de consulta popular por un nuevo modelo de salud y seguridad social, el Encuentro Nacional por la salud, los foros ecuménicos regionales y el Foro Ecuménico Nacional por la Paz, el Encuentro Nacional por la paz de las iglesias, iglesias santuarios de paz, el proceso eclesial de justicia restaurativa, los encuentros de la red de comunidades que construyen paz en los territorios, las constituyentes regionales, sectoriales y locales, la Asamblea Nacional de Constituyentes por la solución política y la paz con justicia social, y el Cabildo Nacional de tierras y recursos naturales.
Convocamos al pueblo colombiano y a la comunidad internacional a acompañar y fortalecer todas estas iniciativas con un amplio proceso de movilización unitario durante el primer semestre de 2013. Como Ruta Social Común para la Paz desde ya convocamos a una gran movilización nacional en el primer trimestre del año con la paz con justicia social como consigna y animamos a desarrollar otras iniciativas.
En el espíritu de convergencia de la Ruta Social en el segundo semestre, convocamos a un escenario unitario de deliberación y decisión popular con los resultados y conclusiones de estos múltiples ejercicios, con invitación expresa, desde ya, para su diseño y construcción.
La solidaridad, ternura de los pueblos, y la unidad, garantes para el avance de propuestas colectivas, serán el camino que transitaremos las organizaciones sociales y populares comprometidas con la construcción de la paz con justicia social.