Comunidades, pueblos y defensores de la Amazonía nos hemos encontrado en la ciudad de Florencia, Caquetá, los días 30 de abril y 1 de mayo en el marco de “Mambeando y tejiendo por la Amazonía” un espacio impulsado por el Foro Social Panamazónico. Convocados por la convicción que la Amazonía es vida que no está en venta, y que todas y todos somos responsables de protegerla junto a la soberanía, autonomía e identidad de nuestros pueblos, ratificamos que:

La Amazonía es un ser integral del que dependen múltiples formas de vida. Es selva, no el concepto simplificado de Bosque impuesto por la colonización europea que dio inicio a su cosificación con lo cual se han propiciado las olas de explotación: caucho, quina, petróleo y ahora ciclos vitales para la vida, como ha venido sucediendo con el agua y el oxígeno. Esto ha significado históricamente el exterminio y empobrecimiento de pueblos indígenas y comunidades locales.

Actualmente la mercantilización de la vida se profundiza bajo las premisas de la economía verde y programas como Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Evitadas REED+, esquemas de pagos por servicios ambientales PSA y la llamada compensación ambiental; impulsadas en la agenda de la Cumbre Mundial del Grupo de Trabajo de Gobernadores sobre el Clima y los Bosques (GCF Task Force-por sus siglas en inglés). Estos esquemas que presentan las funciones de la naturaleza como servicios, buscan facilitar su compra y venta, generando acumulación en manos humanas, puesto que la naturaleza nunca recibirá un pago monetario.

Mediante la aplicación de estos mecanismos el Estado colombiano transfiere a privados y/o terceros su responsabilidad de protección de la Amazonía desconociendo así los derechos de la naturaleza; al tiempo que vulnera los derechos de pueblos y comunidades, como viene sucediendo con la consulta previa o el ejercicio de autoridades ambientales propias en territorios indígenas. Estas intervenciones con las que se desconoce el carácter pluriétnico y multicultural manifiesto en la constitución política, ponen en riesgo incluso a comunidades que han decidido estar en aislamiento voluntario.

Estas falsas soluciones a la crisis climática se caracterizan por múltiples contradicciones: Se presentan como beneficios para los pueblos aunque carecen de su participación amplia y legítima, como está sucediendo en el marco de esta cumbre. Gran parte de su financiación proviene de industrias como la minería y el petróleo, responsables del cambio climático, que con la pretensión de lavar su imagen, conservan un espacio determinado mientras destruyen vastos territorios en otras latitudes. La Amazonía colombiana asiste a sus mayores niveles de deforestación en años, al mismo tiempo que el gobierno y otros agentes reciben miles de millones para programas -como Visión Amazonía- que buscaban inicialmente reducir a cero la deforestación en este territorio.

Por todo lo anterior hacemos un llamamiento a los pueblos comprometidos con la Amazonía a propiciar la reconciliación del ser humano con la naturaleza, a no involucrarse y rechazar las propuestas de la economía verde como REED, PSA o compensación ambiental. Hoy somos testigos de cómo otros modelos de conservación foráneos, como las áreas protegidas, resultan en la expulsión forzada de sus habitantes.

Invitamos a la unidad, movilización y fortalecimiento de los lazos espirituales que tenemos con la madre selva y a construir colectivamente propuestas de gobernabilidad en el territorio amazónico, repensar las lógicas de ordenamiento, educación y economía propia, que permitan la paz, la existencia digna y el bien vivir.

¡Por la vida, defendemos la Amazonía!

Florencia, Caquetá
Mayo 1 de 2019

*La Asociación Minga hace parte del Foro Social Panamazónico desde el año 2015.