A pesar de las grandes implicaciones que trajo para el Putumayo la aplicación del Plan Colombia, y la lucha que el movimiento social y de derechos humanos mantuvo por años para el desmonte de éste, nuevamente el departamento se ve enfrentado a una de las mayores afectaciones de esta política: las fumigaciones.
Con sorpresa, el pueblo putumayense recibe la noticia sobre la reactivación de las fumigaciones por aspersión aérea, la cual fue notificada de manera oficial al Gobernador del Departamento el 8 de junio por parte del Mayor General Ricardo Alberto Restrepo Londoño, Director de Antinarcóticos del Ministerio de Defensa; sin embargo, dada la proximidad de la contienda electoral del 15 de junio, solo se hizo pública dos días después de éstas. A pesar de las reacciones de los diferentes sectores, incluidas autoridades locales, la orden de fumigar está para ser cumplida a partir del 1 de julio.
El Putumayo aún no se recupera de las afectaciones en salud, medio ambiente, conflicto, empobrecimiento, militarización de la vida social y demás, generadas por el Plan Colombia. Sin embargo, de acuerdo con el anuncio de fumigar, parece que de nada sirvieron los lustros de denuncias, demandas, movilizaciones e incidencia nacional e internacional contra el plan antinarcóticos. Pero tampoco sirvió el que esta comunidad del sur del país le apostara la paz y apoyara a la reelección del presidente Santos con un importante 66% de votación, frente a un 30% de Zuluaga.
Es cierto que en los diálogos de la Habana nada está acordado hasta que todo esté acordado, pero el hecho de haber superado el punto de cultivos ilícitos, narcotráfico y erradicación de cultivos entre el gobierno nacional y la guerrilla de las FARC, debería ser una ruta que empiece a conciliarse en la práctica, como muestra de que sí hay voluntad de cambio y generación de confianza.
No puede echarse en bolsillo roto, las múltiples propuestas planteadas por cientos de organizaciones sociales participantes del Foro Nacional que sobre el tema convocaron Naciones Unidas y la Universidad Nacional en el 2013, donde quedó claro que las fumigaciones deben ser erradicadas definitivamente. Atender tales llamados, es empezar a involucrar efectivamente al conjunto de la sociedad colombiana en el proceso de paz, como es el propósito en la actual fase. Constituirían hechos que abonan los caminos hacia la paz.
Asociación para la Promoción Social Alternativa MINGA
Bogotá, 27 de junio de 2014.