El mundo está en tiempos de revoluciones y Colombia no se queda atrás. Esto se ha  demostrado en las últimas semanas, donde miles de colombianos han salido a las calles a reclamar por sus derechos irrespetados por el establecimiento durante muchos años. 

Y aun cuando las reclamaciones no son nuevas, sí lo son algunas de las formas en que se hacen. Para la muestra la última semana, la cual ha estado marcada por una explosión de creatividad desde todos los sectores sociales que han decidido salir a las calles a respaldar a los campesinos y al sector agrario, a los pequeños y medianos mineros, a los catatumberos, los estudiantes, los docentes, transportadores y el sector de la salud, entre otros, que se han visto afectados por el abandono estatal sumado a la falta de políticas claras que respondan claramente a sus necesidades.

Las calles arden de euforia, de canticos, colores y danzas. La creatividad de los estudiantes hace poco nos enseñó a todos una nueva forma de exigir, cambiando el imaginario de los medios masivos donde ser joven o protestar es sinónimo de vandalismo, terrorismo, delincuencia y/o arroja piedra. Ellos lo lograron hace dos años, con sus besatones, marchas de antorchas  y consignas renovadas que llaman a la revolución sin violencia.  Hoy lo hacen nuevamente con los cacerolazos que en la última semana se han repetido diariamente para demostrar que el paro agrario existe y es apoyado desde las ciudades.

Colombia nunca olvidara la imagen del campesino que responde a la agresividad policial con aguadepanela y queso. Ni a los miles  de ciudadanos que armados con cucharas,  ollas y los estruendosos ruidos que la unión de estos producen,  han salido en las noches superando la ola de miedo y terror que quieren imponer quienes se escudan tras los uniformes de los llamados antidisturbios. Disturbios manipulados para deslegitimar la movilización social; la “rebelión de las ruanas” como han titulado algunos medios.

Estamos en tiempos de revoluciones, en tiempos de cambios que nos dan más espera. Es hora de volcarnos todos a las calles recurriendo a la inventiva,  rompiendo los esquemas, dando nuevos significados a lo que somos y hacemos.  Es tiempo de ponernos la ruana, no una noche fría nada más, sino tantas veces como sea necesario.  Es tiempo de desarmar a los armados cambiando el discurso propio y el de los otros.  El mundo está en tiempo de revoluciones…Que Colombia lo esté es decisión nuestra.

El mundo está en tiempos de revoluciones y Colombia no se queda atrás. Esto se ha demostrado en las últimas semanas,…

Posted by Asociación MINGA on Tuesday, September 3, 2013