{image}https://cnagrario.files.wordpress.com/2014/11/derechos_campesinos.png{/image}La Asociación MINGA quiere compartir con todas las personas este saludo de solidaridad y admiración que tenemos hacia el Coordinador Nacional Agrario – CNA, por sus grandes luchas realizadas durante estos quince años de trabajo en los cuales su propósito ha sido el fortalecimiento de la clase campesina y la inclusión de ésta en la construcción de un nuevo país y una nueva sociedad para bien de todos los que habitamos en esta hermosa tierra.

 

SALUDO DE LA ASOCIACION MINGA AL QUINCE ANIVERSARIO DEL COORDINADOR NACIONAL AGRARIO – CNA

«Somos lo que hacemos, y sobretodo,
lo que hacemos para cambiar lo que somos»
Eduardo Galeano

Compañeras y compañeros del

COORDINADOR NACIONAL AGRARIO – CNA

Presentes! Siempre Presentes!

El proceso social que ustedes empuñan con tanto entusiasmo arriba a sus quince años, trasegando los territorios y el alma del pueblo colombiano, y desafiando al terror que se imponía con fiereza al mismo tiempo en esos mismos lugares. Eso les otorga a sus integrantes una significación aún mayor por los esfuerzos emprendidos para garantizar la sobrevivencia de la cultura campesina, uno de los objetivos principales de la guerra histórica emprendida por la codicia sobre uno de los habitantes originales de nuestra ruralidad.

El propósito de hacer justicia en el campo ha sido aplazado una y mil veces al estrellarse con la intransigencia de un bloque dominante que no ha permitido el reconocimiento de los derechos de las campesinas y los campesinos en ninguna de sus leyes fundamentales, mucho menos en la realidad. Ahora dicen las razones más técnicamente: el modelo de economía campesina “distorsiona” los mercados de la tierra y de los alimentos en la globalización del capital.

Las violencias que han llenado de sangre los tradicionales surcos del campo, expresan con claridad la intención de aniquilar la cultura campesina: acosada por la estrategia contrainsurgente que la ha señalado sistemáticamente de ser un recurso material y humano de la guerrilla; invadida de manera permanente por los enclaves económicos empresariales; desarraigada masivamente de sus tierras que le dan la razón de ser como cultura; desvirtuada su identidad para ser calificada como población desplazada, e institucionalizada por esta vía en la normatividad de una política pública que no restaura su existencia como clase. Definitivamente la tarea del Coordinador Nacional Agrario ha sido y seguirá siendo titánica.

La humanidad en crisis reclama la pervivencia y expansión de la cultura campesina. Ya ha sido reconocido internacionalmente que sólo la producción campesina es capaz de calmar el hambre y la sed y de ayudar a enfriar el planeta para que subsista la vida. Por esta condición, el problema agrario no es un problema sólo de la propiedad, la que ya ha demostrado su inviabilidad histórica, social y ambientalmente. El problema es de prácticas productivas comunitarias diversas, de las potencialidades de lo local, de democratización de la tierra y sus frutos, de relaciones de convivencia, en fin, el problema es la sobrevivencia de la cultura campesina, una preocupación de todos y de todas.

Las estrategias que han sostenido el trabajo del CNA en el propósito de fortalecer la clase campesina como un actor fundamental en la construcción del nuevo país, tienen toda validez: la permanencia activa en el territorio, la soberanía alimentaria y la articulación social, nacional e internacional. Pero el proceso del CNA se ha sostenido también con nuevas formas de organización y ese es uno de sus factores fundamentales de cambio, siendo consecuentes con eso de que no podemos construir la nueva sociedad con el mismo pensamiento y los mismos  instrumentos con los que se estructuró el inhumano sistema del capital. El mundo ha sido guiado por el individualismo, hasta ahora; y el mundo está a punto de desaparecer. El CNA deberá persistir en la superación de los modelos jerárquicos, representativistas y caudillistas de organización.

La consecuencia radical con lo comunitario, el principio del Buen Vivir, será garantía para construir una nueva racionalidad y una nueva práctica social que efectivamente recupere la vida. Y ahí vamos a estar nosotros, junto a ustedes, aprendiendo en los mismos caminos y con las mismas esperanzas.

Un abrazo fuerte de reconocimiento por parte de todo el equipo de la Asociación MINGA.

Hasta siempre!

Bogotá, febrero 21 de 2012