En el primer día de su visita a Colombia Anne Boucher, representante para América Latina de la Acción de Cristianos para la Abolición de la Tortura (ACAT), se reunió con las asociaciones que conforman la Coalición Colombia contra la Tortura.
Boucher se reunió con representantes de La Fundación de Comité de Solidaridad con los Presos Políticos (Fsscp), la Corporación Reiniciar, el Centro de Atención Psicosocial (CAPS), La Asociación Minga, La Asociación de Detenidos y Desaparecidos (Asfaddes) y la Comisión Colombiana de Juristas (CCJ), quienes expusieron su trabajo en defensa de los derechos humanos , particularmente, en el tema de la tortura.
En las horas de la tarde, Anne hizo participo en un taller en el que algunas víctimas y supervivientes de actos de violencia política compartieron generosamente sus experiencias en una sentida jornada dirigida por psicólogos, quienes los invitaron a hilar recuerdos con dignidad.
En el transcurso del taller, los participantes hablaron acerca de sus vidas haciendo uso de la palabra y del recuerdo con dignidad, intentando no revivir el dolor, pero haciendo uso de la propia voz para describir las acciones que han emprendido en la búsqueda de justicia como acto reparador.
Durante el encuentro, mujeres y hombres dieron a conocer su historia personal y la manera en que la violencia política y la tortura, tanto física como psicológica, los ha cambiado. Con cintas de variados colores, los asistentes tomaron turnos para hablar mientras tejían juntos las memorias individuales y colectivas que los acercan como seres humanos.
Alba, por ejemplo, narró la historia de violencia familiar que empezó con el asesinato de su abuelo, también de la pérdida de su hijo Carlos Andrés, un líder estudiantil, de su compañero y a causa de estos hechos, de los desplazamientos forzados para salvar su vida y la de sus otros hijos.
Luz Marina y María, dos de las Madres de Soacha, compartieron su desgarradora historia común: el asesinato de sus hijos víctimas de los Falsos Positivos, ejecuciones extrajudiciales, del año 2008 que estremecieron país y que continúan en la impunidad.
Dos madres, unidas en un inmenso dolor pero también en la dignidad de reclamar justicia por el asesinato de sus hijos y no dejar que sus casos, que son apenas unos de miles en Colombia, no mueran en el olvido.
Otra asistente, Miriam nos habló de su experiencia de tortura en las cárceles, presentó un reporte para Anne, y demás participantes, acerca de algunos abusos que sufren los presos en las cárceles: las requisas excesivas a sus familiares y la imposibilidad de recibir visitas, en algunos casos, porque las cárceles están ubicadas en zonas dominadas por el paramilitarismo.
Además, habló de lo cortas e incómodas que son las visitas conyugales y criticó las inspecciones irregulares a los alimentos por parte de los guardias. A ella se sumó otra mujer que compartió el drama que viven los prisioneros políticos, quienes reportan que la comida huele a heces, salen gusanos de los grifos de las llaves y aclaró que la falta de denuncias se debe, en parte, al temor a represalias por hacer públicas estas irregularidades.
Un afro-colombiano compartió, en detalle, las experiencias de torturas que sufrió en diferentes centros de detención a donde lo llevaron en varias oportunidades, donde fue torturado y muchas veces hostigado por ser un líder comunal del barrio de Agua Blanca en Cali. En otro conmovedor testimonio, otro hombre reflexionó acerca de por qué en Colombia todos somos víctimas incluso, antes de nacer.
En su primer día de misión Anne Boucher, representante para América Latina de la Acción de Cristianos para la Abolición de la Tortura (ACAT), se mostró conmovida con lo que es apenas una pequeña muestra de la violencia política en Colombia contra la sociedad civil, líderes sociales y comunitarios.
Coalición Colombiana Contra la Tortura
Abril 30 de 2014.