MISIÓN
MINGA es una organización defensora de Derechos Humanos que se articula al movimiento social y contribuye a crear condiciones de Vida Digna en los territorios y comunidades de Colombia. Para ello, promueve la participación social y política en la construcción de la paz, la democracia y la permanencia de las comunidades en sus territorios de manera autónoma, sustentada en planes alternativos de vida; y la incidencia de las organizaciones sociales en el mejoramiento del marco de protección y garantías de los derechos humanos en su integralidad.
VISIÓN
En el 2020 MINGA será una organización defensora de derechos humanos fortalecida política y organizativamente, comprometida en la democratización del país, la solución política del conflicto armado, la construcción de la paz con justicia social y ambiental desde los territorios, aportando en las transformaciones para la Vida Digna, hacia una sociedad del Buen Vivir.
BASES CONCEPTUALES Y APUESTAS INSTITUCIONALES
Se presenta aquí el resultado de un trabajo colectivo en el que identificamos algunas bases conceptuales para la comprensión del Proyecto Institucional para hablar un mismo lenguaje y dotar de un mismo sentido las acciones mingueras:
Vida Digna / Planes de vida / Buen Vivir
La dignidad es una condición humana integral en la que se actúa con plena libertad en el sentido de la vida. “El ser humano es un fin en sí mismo; su dignidad depende de la posibilidad de autodeterminarse”1. Conlleva recuperar la conciencia como seres naturales, territoriales, sociales/históricos y creativos/productivos, para superar el estado de enajenación infundido por las sociedades del capital en el cual se cosifica e instrumentaliza al individuo.
El Desarrollo para el capital implica la concentración de la riqueza y de las decisiones; tiene como base la mercantilización de la vida, estableciendo lógicas de propiedad y rentabilidad en todas las relaciones sociales y biológicas. La evidente crisis humanitaria y ambiental del planeta, junto con la multiplicación de las guerras, constituyen un argumento irrebatible de la inviabilidad del capital como sistema para la vida. Los pueblos que se asumen dignamente como sujetos históricos plantean el Desarrollo desde el principio de lo comunitario, orientado a la reconstrucción del tejido de la vida en todas sus manifestaciones. En América Latina, los pueblos han llamado estas construcciones sociales como las sociedades/comunidades del Buen Vivir. En Colombia este propósito se organiza a través de planes de vida, de etnodesarrollo, de equilibrio, o de permanencia -como cada pueblo/comunidad los ha denominado- a partir de sus propias cosmogonías, pensares, sentires, lenguajes, tradiciones y quehaceres.
MINGA se inscribe en el caminar de los pueblos hacia esos horizontes de dignidad y Buen Vivir, donde se instale la cultura de la vida, y en consecuencia aporta al fortalecimiento de la conciencia socioambiental y a la cualificación de la capacidad propositiva y transformadora de las organizaciones sociales y comunidades con quienes juntamos sueños. La construcción de esos proyectos de vida territoriales, articulados en una perspectiva de país, afirma en las organizaciones una visión holística de las realidades y provoca una acción sistémica en cuanto a la necesidad de tejer las diferentes iniciativas de cambio presentes en cada región.
Paz
La paz es entendida como la creación de las condiciones necesarias de sobrevivencia, convivencia y re-vivencia para el bien ser y estar de la población, que no podrá hacerse realidad si no se transforman los factores que generan la crisis identitaria, humanitaria y ambiental. En tanto la naturaleza ha sido a la vez botín y escenario de los conflictos armados, ésta debe considerarse como parte de los procesos de verdad, justicia y reparación integral.
MINGA apuesta por una Paz Integral y Territorial que supere las profundas inequidades e injusticias socio-políticas, económicas, ambientales y culturales que constituyen las bases de la violencia histórica colombiana; que trabaje por la realización de los derechos concebidos integralmente; que profundice las condiciones necesarias para actuar en libertad, con autonomía, bajo el reconocimiento de las diversidades, y hacer de lo comunitario la base sólida de una real convivencia.
MINGA se compromete con la construcción de paz impulsando la participación de los movimientos sociales en la superación política del conflicto armado, apoyando la cualificación organizativa y programática de su incidencia en los escenarios locales, regionales, nacionales e internacionales hacia la democratización de la vida nacional, y la adopción de nuevos imaginarios y prácticas políticas no violentas. El enfoque territorial implica que los planteamientos, propuestas y acciones sean construidos desde las regiones, con los sectores sociales arraigados en ellas, teniendo en cuenta los contextos específicos. Este proceso debe contener la superación de la confrontación armada, a través de la negociación y el diálogo entre el Estado y las insurgencias. Se trata en fin de dinamizar en el proceso de paz la transformación de las relaciones sociales y ambientales hacia la cultura del Buen Vivir.
Territorio
Es una construcción socio-cultural que tiene lugar en un espacio material con valor geográfico, ecológico y ambiental. Se consolida a partir de múltiples relaciones armónicas entre los seres humanos y entre éstos y el entorno natural. El territorio es una construcción social en la que participan de distintas maneras los diversos grupos humanos, entre los que resaltan los pueblos indígenas y negros, para quienes constituye la base material y espiritual de su identidad y existencia.
La población campesina que igualmente ha mantenido una histórica relación directa con la tierra, haciendo de ella su espacio de sobrevivencia y convivencia, ha empezado a recuperar el sentido territorial de su ser campesino y a reconocerse por lo tanto con una cultura propia. Los territorios son el principal escenario en donde históricamente han conflictivizado los modelos de vida: el desarrollo comunitario y el desarrollo del capital, ahora en su globalización neoliberal.
MINGA asume desde un enfoque inter-cultural la construcción y cuidado de los territorios por parte de las comunidades a través del fortalecimiento de sus organizaciones y sus propuestas de región, enfrentando los impactos económicos, sociales, culturales y ambientales producidos por los megaproyectos de desarrollo del capital transnacional, que desconoce además la participación de los pueblos originarios en las decisiones sobre el territorio. En ese sentido, MINGA impulsa los ejercicios de la memoria social y ambiental que afiancen las identidades territoriales de los pueblos, los proyectos de vida y los gobiernos comunitarios.
Derechos Humanos / Protección / Garantías
Los Derechos Humanos constituyen el reconocimiento público de las condiciones de dignidad de los individuos y de las comunidades, y son producto de los movimientos sociales que históricamente los han reclamado. No son limitados, en tanto la consciencia sobre el significado de la vida descubre relaciones fundamentales en cada momento histórico. Hoy, por ejemplo, cuando los derechos de la naturaleza han sido puestos en consideración, persisten además reclamaciones sobre derechos sociales que aún no han sido asumidos en los sistemas jurídicos nacionales y/o mundiales.
La visión territorial de los pueblos y de los procesos comunitarios le otorgan integralidad a la concepción de los derechos, en la medida que fundamentan proyectos de vida con tal carácter, como sucede en el enfoque del Derecho a la Ciudad. En esta perspectiva, MINGA trabaja por el establecimiento de los Derechos Humanos en Colombia, con responsabilidad jurídica del Estado pero también de las Empresas nacionales y transnacionales. Las garantías para el ejercicio y defensa de los Derechos Humanos es la suma de factores apropiados para que todas las personas en el territorio nacional puedan desarrollar plenamente sus proyectos de vida, de manera autónoma, libres de injerencias arbitrarias (incluida la violencia o la amenaza de usarla) y de acuerdo con sus propias convicciones.
Dentro de ese marco de garantías se encuentra más específicamente la Protección, entendida como un conjunto de políticas públicas, instrumentos y acciones desde el Estado, encaminadas a garantizar la integridad física de las personas, especialmente de quienes promueven los derechos humanos de sus comunidades a través de sus organizaciones. Es importante resaltar que en MINGA, de la mano del Programa de protección Somos Defensores, aportamos también el fortalecimiento de las capacidades propias que en este aspecto desarrollan las comunidades y sus organizaciones para defender los derechos, mantener la permanencia en el territorio y resguardar los proyectos de vida.
En consecuencia, MINGA trabaja mancomunadamente para que en el país existan garantías para el ejercicio de los Derechos Humanos, lo que implica: la participación efectiva de las comunidades en espacios de decisión, la existencia de un sistema de justicia eficiente, accesible e imparcial, libertades de expresión y protesta pública, la no estigmatización por parte de funcionarios estatales y medios de comunicación, el desmonte integral del paramilitarismo, y en general de todas las concepciones y políticas de seguridad que hostiguen individuos y comunidades criticas de las políticas de gobierno. Corresponde al Estado la responsabilidad primordial de proveer estas garantías. En Colombia se ha centrado la protección en la salvaguarda física de las personas; no obstante, como MINGA nos alineamos en un enfoque más integral que incluya la legitimación de liderazgos y organizaciones sociales y la promoción de medidas colectivas.
Participación /Autonomía
La participación es un principio fundamental de la democracia que tiene como finalidad promover y garantizar la acción política de los sujetos individuales y colectivos; esto es, que los pueblos sean protagonistas directos de la construcción de lo público. Esta se manifiesta en tres dimensiones: 1) un proceso social que estimula la conciencia crítica y la generación de propuestas alternativas 2) un escenario que legitima un mandato y compromete a quienes participan en la realización del mismo 3) un Derecho del cual son titulares tanto las personas como las comunidades La exclusión de las mayorías en las decisiones de país y de región ha sido el principal factor de generación de violencia política que Colombia ha vivido hasta ahora.
La Constitución de 1991 definió que el nuevo Estado Social y de Derecho se sostendría en la democracia participativa, en prelación a la representativa que imperaba entonces. La profundización de la democracia conlleva a la ampliación del sistema de participación en la construcción de los mandatos y en la configuración de los gobiernos como poder de realización de estos; e implica la formalización y reconocimiento de diversos mecanismos de decisión, comunitarios e institucionales, nacionales y regionales. Una condición fundamental para la participación efectiva de los individuos y los colectivos es la autonomía, la cual se ejerce desde la consolidación de pensamientos y metodologías propias, para actuar con independencia de la opinión e intereses de otros, superando toda forma de instrumentalización. La autonomía no es lugar de desencuentro, sino la afirmación de la diversidad en la cual es posible construir procesos de integración como sentido real de la política.
MINGA actúa en los diferentes espacios sociales desde la perspectiva de la participación, asumiendo que esta constituye el camino estratégico para el empoderamiento de las comunidades como sujetos colectivos de cambio. Aportamos en consecuencia al fortalecimiento de la conciencia crítica sobre sus realidades, al ordenamiento y legitimación de propuestas alternativas y a fortalecer las capacidades de realización de ellas. Trabajamos por ampliar y consolidar los mecanismos y prácticas que sean efectivamente participativas, tanto en los espacios institucionales como en las mismas organizaciones sociales, para avanzar en su democratización y la construcción de liderazgos colectivos, potenciando la movilización social. En esos propósitos, buscamos afianzar las identidades territoriales y culturales, como fundamento de sus procesos autonómicos territoriales, destacando en estos ejercicios el protagonismo de las mujeres y los jóvenes.
EJES METODOLÓGICOS DE ACCIÓN
La Memoria Histórica
En sociedades como la nuestra, que ha atravesado multiplicidad de formas de violencia política con la que los poderes han pretendido anular proyectos sociales divergentes, hacer memoria colectiva es fundamental para fortalecer una conciencia nacional que busque superarla, para legitimar las propuestas alternativas de país y región y para recuperar la historia como narración de los excluidos. Los trabajos de la memoria deben fortalecer la voluntad de futuro como sujetos históricos desde el reconocimiento de lo que fuimos/somos. La imprescindible relación sociedad/naturaleza implica que la memoria debe también registrar los impactos de los conflictos sobre ésta última, en términos de una verdad ambiental.
MINGA ha sido pionera en la construcción de la memoria social como un ejercicio colectivo, en el propósito de restablecer la dignidad de quienes son afectados por las distintas formas de violencia que transgreden sus identidades y sus proyectos de vida. Buscamos el empoderamiento de las comunidades víctimizadas en el desarrollo del conflicto armado, como sujetos activos que en el acto de recordar luchan contra el silenciamiento, el olvido y la impunidad. En el marco del proceso de paz, el esclarecimiento de la verdad sobre el conflicto armado es fundamental para enjuiciar la responsabilidad de todos los actores, identificar y superar las causas, y generar condiciones de reparación integral y no repetición.
La Articulación
Las transformaciones que necesita Colombia para alcanzar las condiciones de vida digna, en perspectiva de una sociedad del Buen Vivir, requieren del concurso de todas las iniciativas de cambio presentes en los diversos sectores y territorios del país. Un gran tejido de voluntades y experiencias en el que se conciba la diversidad como una fortaleza y se estimen las potencialidades de su integración. Un proceso en donde las autonomías de todas las formas organizativas articuladas en la construcción conjunta de esa propuesta de nación sean igualmente valoradas y respetadas, sin estratificaciones ni jerarquizaciones que instrumentalicen las unas por las otras. La articulación entre organizaciones de diverso tipo alrededor de un fin común establece relaciones de confianza política y ética, y crea lazos de inter-dependencias en el proceso, en el que cada una pone a disposición del conjunto sus propias fortalezas y saberes: por lo tanto la articulación construye complementariedad y sinergia en una dinámica de intercambio práctico-crítico.
En MINGA trabajamos por la articulación de sectores, pueblos y organizaciones para el fortalecimiento de proyectos de vida comunes. Aportamos a la identidad territorial como base de la integración de las propuestas particulares en torno a una alternativa de región, así como al desarrollo de las capacidades de gobierno comunitario que la haga realidad. Se trata de construir espacios de encuentro para el diálogo de intereses, propuestas y metodologías, promoviendo una visión conjunta de territorio que haga posible y sostenible una integración estratégica. En esta dinámica también creemos importante partir del criterio de actuar localmente y pensar globalmente para modificar el esquema que reproduce una práctica centralizada de los procesos sociales, pero también, en contrapartida, aquella que no supera lo local. En consecuencia, promovemos las articulaciones sectoriales como las del Coordinador Nacional Agrario, la Organización Nacional Indígena de Colombia ONIC, el Proceso de Comunidades Negras PCN, o la Confluencia de Mujeres para la Acción Pública; otras de orden temático como la Coordinación Colombia Europa Estados Unidos para los DDHH, la Mesa Social para la Paz, laMesa Social para la Paz Minera Energética y Ambiental, la Mesa por la Verdad Ambiental, la Mesa sobre Empresas y DDHH y el Foro Social Pan Amazónico para la defensa de la Amazonia; y finalmente, procesos de articulación en torno a propuestas de país, como el Congreso de los Pueblos.
Lo Pedagógico
Este eje lo ubicamos en el campo de la Educación Popular, corriente de acción y pensamiento que reconoce como sujetos de la educación a quienes participan en la construcción colectiva de conocimiento. Un ejercicio pedagógico que busca restablecer la conciencia social, ambiental e histórica como condiciones subjetivas para la generación de procesos emancipatorios en los individuos y las comunidades; condiciones de dignidad, en el sentir y el pensar, para transformar realidades de oprobio. Una educación que incorpora el método de la Investigación Acción Participación -IAP- en una didáctica dialógica; que no homogeniza sino que, por el contrario, resalta la diversidad y la pone en deliberación para construir las identidades de lo comunitario; que estructura la crítica como base del aprendizaje, y no la repetición; y en oposición al unilateralismo, plantea una interpretación del mundo desde múltiples perspectivas, trans-disciplinaria, aportando a la formación de una visión holística que restituya la acción sistémica y supere la compartimentación.
En MINGA hemos construido entonces un camino pedagógico a partir de las corrientes de educación comunitaria y popular que vive Latinoamérica, enfoque que hemos enriquecido en las experiencias con las organizaciones sociales que acompañamos en el país. La composición social diversa de los procesos territoriales, ha fortalecido este camino en la construcción de alternativas de justicia social, ambiental y de género que articulen la interculturalidad de las comunidades y los distintos espacios sociales. El fortalecimiento de las identidades y sus tejidos comunitarios en torno a proyectos de vida, y las capacidades de organización y gestión, constituyen los propósitos pedagógicos de todo el conjunto de nuestros ejes de trabajo. Por eso el Camino Pedagógico recoge un componente importante de la forma de hacer de MINGA.
Comunicaciones
La integración social de la diversidad de culturas y subjetividades presentes en un territorio alrededor de un proyecto de vida comunitaria, será posible si existe una comunicación en la que se expresen las memorias, sentires, pensares, quehaceres, costumbres e imaginarios de todas ellas, con visiones y lenguajes propios. Una comunicación liberadora de los pueblos como sujetos transformadores y como creadores de nuevos significados. Toda comunicación que no sea capaz de traducirse en los códigos de los pueblos, se convierte en un instrumento de homogenización y colonización. En este sentido, promovemos la comunicación para el cambio social, basada en pensamientos y prácticas que posibiliten la transformación de las realidades sociales.
Lo hacemos como parte del fortalecimiento propio, en la cohesión interna y en la capacidad de intercambio con los demás actores sociales con quienes trabajamos conjuntamente en los diferentes escenarios. En consecuencia, aportamos también a la cualificación de los procesos comunicativos de las organizaciones que acompañamos; y teniendo en cuenta que tales procesos son una construcción colectiva impulsamos además su articulación como una minga de comunicaciones, para potenciar la pedagogía y la participación de amplios sectores en torno a los derechos y las apuestas de vida digna.
La Asistencia Jurídica
El acceso a la justicia es un derecho fundamental de toda persona, es pilar fundamental de un Estado de derecho democrático y por ende obliga al Estado colombiano a poner a disposición de sus ciudadanos/as mecanismos efectivos para el acceso a sus derechos a través de recursos jurídicos accesibles y adecuados. Nuestra gestión en este sentido está inmersa en el propósito de garantizar y ampliar el acceso a la justicia, desarrollar las capacidades de reclamación de los derechos de las organizaciones y fortalecer las experiencias propias de justicia comunitaria. Esta acción integral busca además superar los altos niveles de impunidad existentes en el país.
Así, buscamos orientar este eje de acompañamiento como componente de los proyectos de vida de las comunidades, y como mecanismo de exigibilidad, protección y defensa de sus procesos y liderazgos. Dentro del trabajo jurídico se consideran dos aspectos fundamentales litigio y capacitación en aspectos legales. El litigio contempla las áreas de: i) representación de víctimas en procesos penales; ii) representación en Procesos Administrativos; iii) representación en procesos Disciplinarios; iv) defensas penales; v) acciones constitucionales. La formación en aspectos jurídico-normativos posibilita la capacidad de gestión propia de las comunidades, además que facilita el manejo de mecanismos de participación para la definición de políticas públicas.
Interlocución e Incidencia política
Las comunidades y organizaciones sociales en Colombia tienen limitaciones para poder incidir en la definición de las políticas públicas en Colombia por tres razones principales: un Estado centralizado, una democracia representativa y un conflicto armado persistente. Los reducidos niveles de participación tampoco permiten la solución de los conflictos frente a los actores gubernamentales, económicos, o armados.
En consecuencia en MINGA trabajamos por el reconocimiento de las organizaciones sociales como interlocutores válidos frente a entes públicos y privados, la facilitación del diálogo con organismos nacionales e internacionales, y, especialmente, por el fortalecimiento de las capacidades propositivas, de gestión y negociación para incidir en escenarios que definen políticas públicas; sobretodo alrededor de asuntos nacionales como los de la paz, el desarrollo, los derechos y la seguridad, o en torno a reivindicaciones particulares, sectoriales y territoriales. En esta perspectiva, generamos relacionamientos con diferentes actores estatales, nacionales e internacionales, como iniciativa propia y como parte de plataformas nacionales, que además coordinan con pares en varios países, sobretodo de Europa y América.
LOS ENFOQUES TRANSVERSALES
Enfoque Ambiental
La apuesta por la dignidad tiene como una de sus bases esenciales, la instauración de la relación dialéctica entre la naturaleza humana y las otras naturalezas como procesos mutuamente interdependientes. El tejido más fundamental en el camino de restituir la trama de la vida es el de sociedad/ naturaleza y, en ese camino, desatar los nudos de la enajenación para avanzar en procesos de liberación. La fractura de las relaciones sociales de las ecológicas, en términos de superioridad/inferioridad, habilitó el desarrollo de una racionalidad que tiene como parámetros “naturales” la jerarquización, la explotación y la apropiación; las estructuras civilizatorias en las cuales el capital ordena, legitima y expande su sistema colonial, racista y patriarcal, en función de la acumulación de riquezas.
El fortalecimiento de la conciencia ambiental es un proceso que conduce a la comprensión de que la naturaleza es inherente a la humanidad, lo que debe traducirse en la construcción de un nuevo proyecto civilizatorio enraizado en las lógicas de la vida, en oposición a las lógicas del capital. Una nueva racionalidad que oriente las sociedades del Buen Vivir. En Colombia la conciencia ambiental se ha acrecentado en los últimos tiempos como respuesta a una agresiva política minera y energética que conforma el eje del modelo de desarrollo del país.
Desde MINGA acompañamos a las comunidades indígenas, negras y campesinas, especialmente, en sus justas reclamaciones territoriales, en la fundamentación de sus proyectos de vida desde los derechos humanos y ambientales y en la implementación de mecanismos colectivos de exigibilidad que protejan sus procesos comunitarios y sus entornos ecosistémicos. Y articulamos acciones en diferentes escenarios nacionales que inciden en las transformaciones hacia un nuevo modelo energético, el cuidado de la Amazonía y la gestión comunitaria del agua.
Enfoque Diferencial
Una sociedad que aplica la igualdad de manera absoluta es, sin duda, una sociedad injusta. La homogenización hace parte de un pensamiento que sustenta relaciones sociales hegemónicas. El enfoque diferencial pone en evidencia la diversidad de los individuos y las colectividades, desde distintos aspectos: territoriales, étnicos, culturales, género y generacional. Es un camino de recuperación del equilibrio de la vida, tanto en sus tejidos sociales como ambientales. En MINGA apostamos a construir las posibilidades de los cambios desde las diferencias, promoviendo el reconocimiento e intercambio en dinámicas de articulación, sin compartimentarlas. Consideramos que todo proceso conducente a la equidad, debe partir de una enseñanza plural que incluya todos los sentires y pensares; un aprendizaje desde la otredad o alteridad, la aceptación de las diferencias entre iguales.
No obstante, MINGA advierte el peligro que entraña el quedarse, en aras de la equidad, en la fragmentación y la afirmación de derechos específicos de las poblaciones, afianzando los intereses individuales y en detrimento de una mirada integral de tales derechos. Por ello, una razón más, y una vez más, le apuesta a la articulación de iniciativas y acciones que respeten la diferencia y la diversidad, al mismo tiempo que construyan visiones colectivas y conjuntas.
Enfoque Inter-cultural
Las culturas se desarrollan en la relación dialéctica humanidad/naturaleza en un determinado ámbito territorial; los territorios constituyen la base material e ideológica de la existencia de los pueblos. Las Naciones Unidas reconocieron esa condición para los grupos étnicos solamente hasta el 2007, y hoy es una bandera del movimiento campesino mundial, como también de los procesos urbanos que reclaman el derecho a la ciudad. Por razones históricas, en Colombia diversas culturas han llegado a confluir en un mismo territorio producto de las migraciones generadas por los enclaves económicos y la violencia política; diferencias culturales cuyos conflictos son ahora exacerbados por la globalización del capital. El enfoque intercultural implica entonces la validación e integración de las diferentes culturas presentes en un territorio, desde una perspectiva sistémica que incluya aspectos ambientales, étnicos, tradicionales, lingüísticos, económicos, políticos, históricos, entre otros, para construir nuevas identidades comunes en torno a un proyecto cultural compartido para la vida del territorio.
Desde la forma de hacer de MINGA, el enfoque de la interculturalidad está presente en los ejes metodológicos de acción, donde cada espacio generado está concebido para el encuentro y el intercambio de las diversas miradas, sentires y alternativas presentes en las diferentes culturas. De hecho trabajamos junto con comunidades campesinas, indígenas, negritudes, urbanas y sub-urbanas, promoviendo espacios compartidos para la construcción de procesos comunes. El encuentro intercultural posibilita ampliar la lectura de las realidades desde diversas miradas, e impulsar alternativas conjuntas que las contengan. Desde nuestros enfoques metodológicos, propendemos por el respeto de las culturas, el diálogo permanente y el reconocimiento de otras formas de pensar y de ser. Es el reto de cada día. Las tensiones que crean las diferentes intervenciones en los territorios hacen difícil este propósito, por lo que se requiere de mucha audacia política e imaginación para hacer conciente la interculturalidad como factor de cambio.
Enfoque de Género
Esta categoría destaca la construcción socio-cultural e histórica de la diferencia sexual: el hecho de que las diversas características, conductas, actividades funciones, roles y atributos de las mujeres y los hombres son culturalmente construidas, más que biológicamente determinadas, por lo que sexo es diferente de género. Como categoría relacional, el género define las relaciones de poder que se establecen entre los sexos en el marco de sistemas sociales históricamente establecidos. Las sociedades del capital han impuesto la idea de la inferioridad “natural” de la mujer y la división entre lo productivo y lo reproductivo, legitimando la subordinación, explotación y apropiación de ella como una de las prácticas que sostienen las estructuras de dominación. Sobre esta lógica hegemónica se ha instaurado un sistema patriarcal que inunda todos los ámbitos de las relaciones entre hombres y mujeres; una sociedad que hace prevalecer los valores y los roles de la masculinidad por encima de los de la feminidad, y que además admite la violencia en esa falsa supremacía.
El enfoque de género hace parte del enfoque diferencial. Es una variable sobre la que actúan otras dimensiones generadoras de diferencias (etnia, edad, nivel educativo, clase social, ingresos, condición rural o urbana, limitaciones físicas, etc.), por lo que los frenos y transformaciones en el ámbito de género influyen en las otras y viceversa. En MINGA consideramos que el enfoque de género implica realizar un trabajo encaminado a la visibilización y empoderamiento de las mujeres para reivindicar tanto sus derechos como su papel transcendental y decisivo en los destinos de la comunidad/sociedad. El proceso pedagógico desde los diferentes ejes metodológicos de nuestro accionar, está dirigido a contribuir y generar esa conciencia en mujeres y hombres, en una perspectiva de recuperación del significado de lo femenino en la naturaleza humana y las otras naturalezas, como un factor equilibrante de la vida. Ejercicios y propósitos que adquieren sentido y posibilidad en tanto se asuman compartidos entre mujeres y hombres, afirmando la diferencia y trenzando la complementariedad.