El 22, 23, 24 y 25 de enero de 2015, alrededor de ochocientas personas entre campesinos, indígenas, mujeres, ambientalistas, comunales y de víctimas; de Colombia y Venezuela, se reunieron en el Séptimo Festival del Río Catatumbo, el cual se adelantó en el municipio Jesús María Semprún, de Venezuela.
Este escenario tuvo como objetivo el fortalecimiento de los procesos organizativos y la construcción de una ruta de trabajo para la región en pro de la lucha y defensa del territorio, el evento se desarrolló en un clima de fraternidad y contó con discusiones políticas, donde se concluyó lo siguiente:
Rechazamos el sistema económico actual, favorable a los grandes capitalistas y monopolios que controlan la población mundial y está diseñado para el enriquecimiento de unos pocos dando como resultado la ampliación de la brecha de desigualdad y pobreza en nuestros territorios. Esto se enmarca en la crisis civilizatoria que hoy en día afronta la humanidad y que pone en riesgo su pervivencia misma, generando despolitización y deshumanización de nuestras comunidades.
Dicho sistema tiene como objetivo la implementación de innumerables megaproyectos que se adelantan en el Nororiente colombiano, los cuales se han puesto a la tarea de saquear los bienes de la naturaleza y empobrecer las comunidades que habitan en los estos territorios. Proyectos tales como; el Fracking , el cual es una perniciosa técnica para la explotación de hidrocarburos de manera no convencional, que se pretende implementar de forma concentrada en el Catatumbo, el Magdalena Medio y Santander; la extracción de carbón a cielo abierto, lo monocultivos, el represamiento de los más importantes ríos de la región para la construcción de hidroeléctricas, la explotación del páramo Santurbán, entre otros.
Estos se enmarcan en las lógicas del modelo extractivista neoliberal que actualmente impera en Colombia y en todo el mundo.
Frente a este preocupante panorama en términos ambientales ,las distintas organizaciones participantes del Festival, han decidido adelantar diversas acciones en esta temática con el objetivo de construir un movimiento social y ambientalista de carácter binacional, la limpieza del río Catatumbo y la concientización de sus habitantes para que lo mantengan limpio, la participación en las distintas movilizaciones que se convoquen a nivel nacional para la defensa del ambiente sano, el agua y el territorio.
En cuanto a la problemática de tierras se apoyan los esfuerzos que adelanta el Senador Alberto Castilla porque se reconozcan los derechos del campesinado, se buscará el fortalecimiento de las herramientas para la defensa del territorio, en particular de las Zonas Agralimentarias; también de las economías propias y la soberanía alimentaria.
Sobre los diálogos de paz, se aclara que la misma se comprende de una manera integral, que va más allá del silenciamiento de los fusiles y que incluye condiciones mínimas de justicia y dignidad para las comunidades tales como trabajo, salud, educacio digna, una reforma agraria que este de cara a las necesidades del campesinado colombiano, la resolución a la problemática de los presos politicos; no obstante se apoya decididamente el proceso que ya se halla en curso en La Habana y se demanda el inicio de diálogos con el ELN y el EPL. Con el fin de que los diálogos lleguen a buen puerto, se exige que Venezuela participe como garante de los mismos, y el movimiento social sea parte de estas negociaciones, que se detenga la criminalización injustificada que sufre el movimiento campesino y que se revise el trato dispensado a los presos políticos de Colombia.
En el tema educativo se definió que la educación popular es el escenario para fortalecer a las organizaciones sociales, y que se propenderá por la reconstrucción de la identidad y la herencia cultural de nuestras comunidades. Al respecto del tema de salud se abogará por un proceso binacional de nutrición, que se adelante en el marco de comprender que la salud del hombre y la mujer depende de las salud de la Tierra y la naturaleza en general.
Con respecto de la niñez y la juventud de la región, que también tuvo su Festivalito, se encontró con que ellos decidieron crear un movimiento binacional de niños ambientalistas y que se les otorgará una mayor atención en los procesos educativos y formativos.
Se resalta la importancia de la lucha por los espacios institucionales, ya que en Colombia y en Venezuela, se aproxima la coyuntura electoral y es necesario participar activamente para posicionar candidatos de carácter popular y comprometido con la comunidad.
Por último, este escenario define su apoyo y solidaridad con la revolución bolivariana, y la actual guerra económica por la que atraviesa Venezuela, producto de imperialismo estadounidense y sus aliados, los cuales se han puesto a la tarea de violentar el gobierno chavista a través de los grandes medios de comunicación masiva, generando falsos hechos y manipulando la información para el logro de sus objetivos.
Hacemos un llamamiento a toda la comunidad de la región, a la organización por la defensa de nuestros territorios, el cuidado de nuestra madre naturaleza y sus bienes naturales. Con esperanza y ánimo se cierra este festival, que nos deja como tareas, la materialización de acciones de resistencia y lucha para la construcción de una América Latina libre y socialista.
Municipio Jesús María Semprún, Estado Zulia, República Bolivariana de Venezuela.