Este 8 de marzo, fecha en que conmemoramos un año más de lucha por nuestros derechos como mujeres, diversas organizaciones y procesos sociales de todo el país, decidimos venir hasta el Cauca a abrazar nuestra historia, a impregnarnos de vida y a fortalecer nuestra resistencia alimentando nuestra identidad como pueblos del sur.

Una vez más, las Mujeres trenzamos por la vida, los territorios y la paz. Para nosotras mujeres latinoamericanas, la violencia, la discriminación, el avasallamiento de nuestros territorios, la expoliación de nuestros recursos y la imposición de modelos opresivos es una realidad que nos ha acompañado desde siempre; terminar con esta realidad implica por tanto, insistir en la búsqueda de la solución política y negociada del conflicto armado colombiano, así como exigir el respeto a la soberanía de nuestro pueblo hermano venezolano. La vía armada para la solución de conflictos es una amenaza contra el tejido social interno e internacional que hemos construido como pueblos.

Pero siempre también, recordamos que nos hemos construido como movimiento social en La Unidad, la que nos ha permitido protegernos y nos ha posibilitado visualizar el camino de la resistencia, como expresión de dignidad. Este encuentro de hoy como mujeres hermanadas por la naturaleza humana, por la geografía política, es importante para Alzar Nuestra VOZ y exigir que pare el genocidio y los procesos de judicialización contra líderes y lideresas populares, indígenas, campesinas y campesinos; porque defender la vida, la paz y el territorio, NO SIGNIFIQUE LA MUERTE Y EL DESTIERRO O LA CÁRCEL, sino todo lo contrario, originar el reconocimiento social y político como ciudadanía de un país, que camina hacia la democracia.

Los motivos de la lucha por los derechos de las mujeres latinoamericanas ha sido originada hace más de 500 años, el mismo tiempo que tiene la lucha por la defensa por el territorio y el derecho a la paz. Estar hoy aquí como mujeres, en este acto conmemorativo, significa que reconocemos que nuestra historia como pueblo y como mujeres organizadas siempre ha estado ligada a la resistencia y a la construcción de un modelo de vida digno, justo, equitativo y autónomo. Nuestra apuesta política como movimiento social de mujeres entonces, tiene como propósito libertarnos como sujetos y sujetas oprimidas y continuar exigiendo la protección de la naturaleza como un legado histórico que ha de continuar siendo de nuestros hijos e hijas.

Compañeras, amigas y comunidades del Cauca, desde los distintos rincones de Colombia compartimos nuestro saludo de afecto, desbordante de ternura y calor humano, y les agradecemos por abrir las puertas de este hermoso territorio y darnos su acogida.

¡Liberemos nuestra esperanza y trenzemos la unidad para que florezca la vida!