Minga y la Región

En el caminar de MINGA, hemos ido perfilando un criterio territorial para el desarrollo del proyecto institucional, ubicándonos finalmente en dos regiones: el nororiente y el suroccidente, ampliado ahora a la idea de la surcolombianidad como integración de tres grandes bioregiones: el Pacífico, los Andes y la Amazonía. Concentramos principalmente nuestro trabajo allí en consideración al nivel de relacionamientos y compromisos alcanzados con sus comunidades y organizaciones, el sentido de proceso desarrollado por ellas, pero también por sus particularidades territoriales, culturales, económicas y políticas que las caracterizan, como el hecho de ser parte de dinámicas fronterizas.

La región nor-oriental

En el trascurso de estos más de 20 años de caminar, hemos acompañado diversos procesos sociales en la región, unos de manera permanente y otros sin continuidad, por sus circunstancias económicas y políticas. Hasta hace unos años, por ejemplo, promovimos el proceso de integración binacional indígena en la frontera colombo-venezolana, en particular el proyecto de Nación Wayuú. También hemos acompañado el proceso de construcción de memoria histórica de los trabajadores y ex trabajadores de la palma aceitera en el Sur del Cesar y Santander, sobretodo.

Hoy, las regiones en las que mantenemos un acompañamiento en proceso son El Catatumbo, y Arauca.

En el Catatumbo, cuna de nuestra organización, aportamos en el fortalecimiento de varios de los ejes del Plan de Vida del Comité de Integración Social del Catatumbo – CISCA, como propuesta de región en la que desarrolla los principios de integración, vida y territorio. En ese sentido, hemos contribuido en los temas de: derechos humanos, juventud, mujeres y comunicaciones.

En este marco, hemos caminando con el CISCA principalmente el proceso de la Escuela de Altos Estudios Sociales y Ambientales del Catatumbo, el proceso de construcción de agendas interculturales de paz, además del apoyo a las Casas de Derechos, la Escuela de Mujeres del CNA –en la que se integra también el Cesar-, los procesos juveniles y el Equipo de Comunicaciones.

Los trabajos de la memoria, la articulación nacional, los intercambios con otras regiones y la incidencia con instituciones nacionales e internacionales, también son apoyadas por MINGA; e igualmente la protección del conjunto del proceso, a través de la asistencia jurídica y el Programa Somos Defensores. Junto con los demás ejes de construcción del Plan de Vida, el CISCA proyecta el ordenamiento comunitario de la región alrededor de los Territorios Campesinos Agroalimentarios.

En Arauca, hemos acompañado la propuesta territorial del espacio de articulación Movimiento Social y Político del Oriente, -antes Organizaciones Sociales-, especialmente en los ejes de derechos humanos y paz.

Con esos propósitos coordinamos acciones con el Comité de Derechos Humanos “Joel Sierra”, en torno a la asistencia jurídica, la denuncia y la protección, con el acompañamiento del Programa Somos Defensores. Desde MINGA facilitamos para estos procesos, acciones de interlocución e incidencia en el desarrollo de sus conflictos, e igualmente su visibilización aportando a la extensión de sus comunicaciones. Apoyamos además las iniciativas de paz desarrolladas en la región desde la participación en la Mesa Social para la Paz.

El Sur Occidente

En el sur colombiano, interactuamos con importantes procesos sociales cuyo protagonismo ha trascendido al ámbito nacional con diferentes convocatorias en torno a la paz, los derechos humanos y las soberanías territoriales, ejes que en general se estructuran en términos de Planes de Vida, de Etnodesarrollo y de Salvaguarda y en múltiples espacios de articulación regional. Se trata en primer lugar de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca -ACIN, el Consejo Regional Indígena del Cauca -CRIC, el Comité de Integración del Macizo –CIMA, el Proceso de Comunidades Negras –PCN-, el Movimiento Campesino de Cajibío y algunos procesos urbanos.

Acompañamos también el fortalecimiento de la unificación de las comunidades Awá en torno al proceso denominado la Gran Familia Awá, agrupado hoy en torno a tres organizaciones en Colombia: la Unidad Indígena del Pueblo Awá -UNIPA, el Cabildo Mayor Awá de Ricaurte –CAMAWARI, y la Asociación de Cabildos Indígenas del Pueblo Awá del Putumayo -ACIPAP; junto con la Federación de Centros Awá del Ecuador -FCAE.

Particularmente en el Putumayo, apoyamos los procesos de la Escuela de Estudios Sociales y Ambientales y la Escuela de Mujeres para el Liderazgo Social, como una minga del conocimiento para la construcción de propuestas de desarrollo comunitario, en las que participan organizaciones campesinas, indígenas y de las negritudes, asociaciones de víctimas, juntas comunales y grupos de trabajo ambiental y cultural. Las bases de las alternativas al desarrollo extractivista que se han determinado giran en torno a reivindicar la región del Putumayo como territorio amazónico y agroalimentario; una perspectiva que ha pasado del Putumayo a lo Andino-Amazónico y, en un plano internacional, a lo Pan-Amazónico.

El Encuentro Binacional de la frontera realizado en Putumayo en febrero de 2016, en el que participaron organizaciones sociales de este departamento, Nariño, Cauca, Caquetá, Huila y Sucumbios, proyectó la necesidad de trabajar por la integración de esta región Andino-Amazónica para enfrentar las afectaciones del desarrollo extractivista y la gran infraestructura instalada para ese propósito. Este proceso se encuentra posteriormente con el del Foro Social Pan Amazónico, y se enlaza a la preparación de su VIII encuentro en Perú y ahora a la construcción del IX Foro en Colombia, ampliando la coordinación de iniciativas alrededor del cuidado y la defensa del gran biosistema Amazónico, junto con organizaciones de los otros ocho países que tienen jurisdicción en él.

Bogotá

En la capital del país, hemos trabajado fundamentalmente en la interlocución con organismos del gobierno nacional y del Estado, y con la comunidad internacional, ya sea de manera bilateral o en alianza con otros actores sociales. En esta dinámica acompaña las gestiones que las organizaciones, especialmente regionales, requieren adelantar con tales instituciones. Finalmente, desde este espacio, desde Minga aportamos al fortalecimiento de los escenarios nacionales de las diferentes plataformas sociales, de derechos y paz.

Una de las labores más importantes que desempeñamos en Bogotá es la incidencia, pedagogía y comunicación para la protección y las garantías para los procesos sociales y sus liderazgos, a través del Programa de Protección a Líderes y Defensores de Derechos humanos, Somos Defensores, el cual cuenta actualmente con el apoyo de una red de más de 500 organizaciones sociales locales y nacionales que alimentan su sistema de información y monitoreo; a la vez que incide a nivel internacional mediante el acompañamiento, formación y compartir de experiencias en materia de protección, con procesos organizativos en países de Centro y Sur América así como en Europa.

Otra de las tareas que abarcamos desde nuestro centro de funcionamiento es el de la visibilización de los procesos regionales, tanto de sus denuncias como de sus propuestas, amplificando sus expresiones en medios de comunicación nacionales e internacionales o posicionando sus trabajos de la memoria en diferentes escenarios, ya sea en exposiciones a manera de galerías, o en la elaboración de publicaciones.

Algunas de estas tareas las hacemos en coordinación con otras organizaciones defensoras de derechos humanos e instituciones como los Centros de Memoria, Distrital y Nacional. Uno de los ejercicios en este campo que ha adquirido un carácter de proceso es el de los Costureros de la Memoria, donde se traman diversas experiencias en todo el país alrededor de una red de organizaciones que realizan este trabajo, principalmente encabezado por mujeres víctimas del conflicto armado.