“Mira como se creció el Macizo Colombiano, por eso hoy están unidos, hoy están unidos los pueblos hermanos…” Encontrarse después de 17 años de haberse realizado la Primera Asamblea del Movimiento Social del Macizo Colombiano  hecha en 1993 en Almaguer (Cauca), fue para los líderes sociales del sur del Cauca y Norte de Nariño, además de emocionante, un momento estratégico para analizar la situación regional del Macizo. 

Este encuentro campesino se dio en el marco de la II Asamblea del Movimiento Social del Macizo Colombiano, donde mil trescientos personas, mestizos y afros, se dieron cita entre los días del 12 al 15 de noviembre en el corregimiento de Galindez, municipio de Patía (Cauca). Allí fortalecieron los lazos de integración regional, debatieron  las problemáticas de sus comunidades, sus propuestas, compartieron profusamente múltiples experiencias artísticas y culturales, y renovaron los mandatos populares para los próximos años.

Entre la alegría de cantares caucanos, danzas nariñenses y  coplas afro colombianas, los asambleístas debatieron ocho ejes temáticos fundamentales para sus planes de vida y construir región y nación: tierra, territorio y medio ambiente; economía, autonomía y desarrollo propio; derechos humanos, vida y paz; el campesinado como sujeto de derechos, territorialidad y propiedad asociativa; salud, educación y cultura; unidad y alianzas; mujeres maciceñas; y macizo joven.

Mandatos

Ocho grandes mandatos surgieron de las jornadas de comisiones temáticas, grupos de trabajo y plenarias. Así, la persistencia en el territorio, a partir de la unidad maciceña y el fortalecimiento organizativo, se convierte en el primer mandato que regirá al movimiento social de Macizo. La defensa del medio ambiente y las costumbres tradicionales de las comunidades campesinas, indígenas y afros, que así lo hacen, también será parte de los mandatos. Trabajar en contra de la gran minería y las empresas nacionales y multinacionales extractivas que destruyen el territorio, será tarea fundamental en los próximos años, para lo cual recurrirán a la movilización y la protesta social, aún desafiando la ley de Seguridad Ciudadana.

Igual la II Asamblea Maciceña mandató, prioritariamente, la defensa de los derechos humanos, la vida y la paz, preceptos que se impulsarán desde el trabajo de las organizaciones sociales del Macizo. Para ello harán formación propia, promoverán comités de DH, exigirán desde diferentes escenarios al gobierno y al Estado su garantía, y si es necesario, echarán mano de la movilización social.

Hacer uso del derecho propio, de la tenencia de la tierra, de la economía campesina e indígena, respetuosa de la biodiversidad, la unidad familiar y comunitaria, la soberanía alimentaria y el desarrollo agroambiental, continúan siendo base de sociedad organizada del Macizo Colombiano.

Fortalecer  alianzas, confluencias, articulaciones, convergencias  y el  relacionamiento con las organizaciones  campesinas, indígenas y afros, como integración de la fuerza social diversa con capacidad de realización de los mandatos. Más allá, los líderes avanzaron en un importante debate en relación con la necesidad de crear un movimiento para dar un salto estratégico en busca del poder político administrativo, local y departamental, en el cual se plantearon múltiples ideas para seguir rumiando el asunto y en un evento posterior tomar definiciones al respecto.

Las mujeres y los jóvenes, quienes además hicieron presencia masiva en la Asamblea, merecieron agenda exclusiva en los cuatro días de trabajo, de tal manera que dos mandatos quedaron establecidos para exigir la construcción de política pública que atienda sus múltiples problemáticas y necesidades, e intensificar las agendas organizativas en función de estos importantes sectores maciceños.

Militarización y minería

Múltiples problemáticas se identificaron en el análisis de contexto actual en esta importante región del suroccidente colombiano. Dentro de ellas, el incremento exponencial de la Fuerza Pública. De los cuatro batallones de alta montaña que existen en el país, tres están ubicados en el Cauca, amén de otras unidades militares y policiales ubicadas en la región en altas proporciones.

La implementación de la Política de Consolidación del Territorio, liderada por el Ejército, además de controlar el territorio  y la cotidianidad de los maciceños, también orienta y ejecuta políticas de salud, sociales, económicas, de infraestructura y culturales, en las localidades, usurpando el mandato de las autoridades civiles, excediendo su ordenamiento constitucional de seguridad y defensa.

Pero para los  habitantes de la región es claro que el exagerado aumento del pie de fuerza no solo está dirigido a enfrentar la guerrilla; en gran medida las unidades militares están dispuestas especialmente para cuidar los megaproyectos mineros, energéticos y los intereses de grandes empresas, como lo viene argumentando el propio presidente Santos.

Empresas mineras como Anglo Gold Ashanti y Carboandes, ésta última, al parecer dirigida por la señora Alejandra González, hermana del actual gobernador del Cauca, fueron señaladas por los campesinos como “la peste que no nos deja dormir desde que se instalaron con mentiras y engaños en la zona”. Municipios como La Sierra (Cauca), San Lorenzo, Arboledas, Colón Génova (Nariño) son fuertemente afectados por la explotación minera: fractura o división comunitaria y familiar, asesinatos, amenazas, seguimiento sistemático y montajes judiciales a líderes resistentes a la invasión multinacional, violación a los derechos y amedrentamiento por parte de los militares que cuidan las empresas; destrucción ambiental, especialmente de fuentes hídricas como el río Ermita. En el marco del nuevo contexto creado a partir de estas intervenciones, se da la intimidación a las autoridades locales como el caso de personeros que no quieren recibir denuncias de los pobladores frente a las situaciones creadas por las empresas.

Audiencia pública

Durante el día martes 15 de noviembre, se realizó la Audiencia Pública por los Derechos Humanos y el Territorio para presentarles a las autoridades locales, departamentales y nacionales las diferentes problemáticas que viven las comunidades. Sin embargo la presencia de los funcionarios públicos fue menos que pobre, mostrando el desprecio por esta región, pero también la incoherencia de un gobierno, que por un lado, muestra la cara amable, dialogante y diplomática, y por otro, desconoce los llamados a foros democráticos como una Audiencia Pública.

Salvo la presencia del Gobernador electo, Temístocles Ortega, algunos alcaldes también electos, y un funcionario local delegado por la Vicepresidencia, los diferentes ministerios y gobernadores actuales de Cauca y Nariño no atendieron el llamado de las organizaciones maciceñas. Una carta pública y de rechazo a dicha actitud arrogante del gobierno fue aprobada por los Asambleístas, donde se les notifica que si Audiencias de la magnitud de ésta, no son suficientes para convocarlos, recurrirán a su capacidad movilizadora y de protesta social, propia del Macizo colombiano para exigir sus derechos, a pesar de la amenaza gubernamental de llenar las cárceles con la dirigencia social de la región.

En momentos en que se demuestra la importancia, valía y reconocimiento de la movilización social, la II Asamblea del Movimiento Social del Macizo Colombiano, marca un hito en la actualidad para avivar la esperanza de sus comunidades en su lucha por defender y resistir en el territorio, hacer respetar el medio ambiente y la diversidad, avanzar en su Plan de Vida digna y aportarle a la construcción de una sociedad democrática.

Diana Sánchez
Asociación MINGA