Diez años después del asesinato de su líder, la comunidad de san Juancito en Catatumbo se reúne para recordar su vida y obra… Aquí video documental sobre Trino Torres… 

Han pasado 10 años desde el trágico día en que José Trinidad Torres  fue asesinado en la vía que del Aserrío conduce a San Juancito, su pueblo natal en la basta región del Catatumbo. Asesinado, justamente en el sitio que él quería fuera modificado para mejorar la fluidez de la carretera ya que tal y como estaba,  obligaba a quienes por allí pasaban, a emprender camino por una gran subida o empinada bajada, depende del rumbo al que se dirigieran.

José Trinidad Torres, más conocido como Trino, ya era diestro, según sus amigos, en emprender proyectos que cambiaban el rumbo de San Juancito, pero no solo de este pequeño pueblo que hace 10 años contaba solo con una calle principal y una docena de casas a lado y lado de la vía, y que, 10 años después y debido al trabajo que  muchos otros líderes emprendieron y han mantenido según el legado de Trino, se ha convertido en un pueblito en mitad de las montañas que va sobresaliendo y apostando por su crecimiento constante.

Hoy, San Juancito lo sigue recordando. Sentados en la cancha grande donde Trino dedicaba sus tiempos libres a su pasión por el fútbol, los mas adultos junto a sus semillas, las nuevas generaciones, hablan de este respetado líder, de cómo trajo a lomo de mula la primera planta eléctrica que acompañada con un rustico televisor alegró a niños y adultos, de cómo con mucho esfuerzo logro la electrificación del pueblo, y ayudo a poner cada uno de los postes de luz que lo rodean, de cómo espero con ansias el primer recibo de la luz, el que llego por primera vez al pueblo el 25 de julio de 2005, el mismo día que lo mataron.

Sus compañeros de junta, sus hermanos, su esposa y sus hijos, también recuerdan como él fue tejiendo y articulando las acciones de junta de San Juancito, el Aserrío y la Cecilia; como luchó por la desprivatización del terreno donde había nacido su pueblo y consiguió un lote cercano para hacer el manejo de las aguas para el mismo. Recuerdan, entre lagrimas mezcladas con sonrisas de orgullo, como él acompañado por sus amigos y compañeros de siempre, construyó salones en la pequeña escuela donde vivió en algún momento con su familia y que actualmente cuenta con once salones y un aula digital para sus estudiantes. Recuerdan con amor, que no descanso nunca, que todo lo dio por los demás y que siempre puso el pecho ante las dificultades.

Tras estos 10 años, el Comité de Integración Social del Catatumbo, CISCA, que en el 2004 inicio como el sueño de muchos líderes de la región del Catatumbo por la defensa del territorio y la vida; el proyecto al que Trino enfoco los esfuerzos de sus últimos años, quiso homenajear a este hombre que según la dirigencia del proceso “demarco el camino a seguir, y dio más fuerza para caminar”.

San Juancito, Catatumbo y el Cisca, ha marchado como lo hicieron hace 10 años, lo ha hecho en la noche del 25 de julio de 2015, recorriendo todo su pueblo para que las luces que llevan con ellos y que contienen la fuerza de Trino, siga iluminado este bello pueblo. También marcharon un día después,  de frente al sol,  mostrando su rostro como lo han hecho siempre, sembrando en el sitio donde su líder murió, unas plantas que crecerán junto a un pequeño monumento que marcaron con su nombre y que permitirán recordar la dignidad que los ha caracterizado siempre a pesar de las amenazas y agresiones constantes que han padecido.

En este homenaje, también estuvo la Asociación Minga, quien caminó el Catatumbo junto a Trino, y en sus palabras y actos encontró la coherencia y el amor por este territorio, sus gentes y especialmente el proceso que desemboco en el Cisca, que para esa época apenas nacía, pero no de la nada, sino de  la suma de los esfuerzos de las juntas de acción comunal, las asociaciones de juntas,  las tiendas y droguerías comunales y en general el proyecto de gobierno propio, permanencia en el territorio y construcción y defensa de una  vida digna.

Entrevistamos a sus dos hijos, Mema y Diego quienes aun eran niños cuando les arrebataron a su padre pero que lo mantienen vivo en las anécdotas que recuerdan y que las decenas de personas que junto a él estuvieron, les comparten con cariño. Hablamos también con Marina, su compañera, sus hermanos Jesús, Marina y Darío y con un puñadito de los muchos amigos que dejo y que continúan trabajando por sus sueños.  Sus voces están recogidas en el siguiente video que recoge más que la muerte de un líder, su vida.